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Los comunistas no han desaparecido en México ni en el mundo: Fabián Soto

Ex dirigente del PCM, en coloquio por los 100 años del partido

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▲ En la mesa también participaron Verónica Oikión, Luis Hernández Navarro y Ariel Rodríguez Kuri.Foto Luis Castillo
 
Periódico La Jornada
Domingo 24 de noviembre de 2019, p. 3

Aunque son especímenes en peligro en extinción, los comunistas no han desaparecido en México ni en el resto del mundo simplemente porque las personas tienen que ser más humanas en su vida.

Así lo afirmó este viernes Fabián Soto, dirigente de las Juventudes del Partido Comunista Mexicano (PCM) entre 1966 y 1969, durante la mesa redonda Visiones, oposiciones y espejos, la penúltima del coloquio El Partido Comunista y la izquierda en México: cien años.

Organizado por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (Inehrm), el encuentro concluyó el viernes en su sede, en San Ángel.

¿Se acabaron los comunistas en el país ahora que el PCM cumple 100 años y estamos en la Cuarta Transformación, o cuando tuvimos el acuerdo de desaparecer ese partido para integrar un frente no tan amplio?, inquirió el ex dirigente político.

No se han acabado porque, simplemente, los mexicanos tienen que ser más humanos en su vida. Deben tener derecho a la educación, a la alimentación y a algo que debe empezar a discutirse: el derecho al tiempo libre. ¿Por qué tenemos que seguir lamentando las golpizas, el secuestro y los asesinatos de mujeres? Porque el desarrollo de país no da para otra cosa.

Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión de La Jornada, habló de la complicada relación a lo largo de la historia entre el PCM y el magisterio mexicano.

Una relación entre un partido que se reivindica revolucionario y un sujeto político cambiante que transita entre dos polos: o son los luminosos soldados de la civilización o los agentes privilegiados del Estado responsables de llevar la presencia y el mensaje de éste hasta los últimos reductos del país, explicó.

Una relación complicada porque el partido se autoproclamaba representante de la clase obrera y se topó a lo largo de su vida con la ironía de tener una enorme ascendencia entre los maestros a pesar de no considerarlos estrictamente como proletarios.

De acuerdo con el también escritor, los comunistas no acabaron jamás de descifrar la naturaleza cambiante de ese sujeto político que es el magisterio: Eran trabajadores de la educación capaces de emprender una nueva revolución social o educadores acomodaticios que aspiraban sólo a llevar una plácida vida de la clase media.

Hernández Navarro aclaró que el trabajo de los comunistas con los maestros comenzó desde los años 20 del siglo pasado, pues generalmente se piensa en esa relación a partir del cardenismo.

Cuando Lázaro Cárdenas llegó a la Presidencia, el partido ya tenía una presencia significativa dentro de ellos (los maestros). No fue entonces Cárdenas quien desencadenó la lucha del magisterio.

Aseguró, asimismo, que la militancia comunista dentro del magisterio se movió en ciclos pendulares: desde la abnegación y el compromiso hasta el burocratismo, la descomposición política, el oportunismo y la deserción partidaria.

En la mesa participaron también los historiadores Verónica Oikión y Ariel Rodríguez Kuri. La primera destacó la participación y la acción colectiva femenil, aunque marginal, en la etapa primigenia del PCM, mediante la integración del Consejo Feminista Mexicano, activo desde finales de 1919 y el primer bienio de la década de los 20. El segundo, en tanto, abordó los determinantes geopolíticos en el comunismo mexicano entre 1920 y 1970.