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Necesitamos atendernos unos a otros para ‘‘arreglar este mundo caótico’’

En entrevista con La Jornada, la autora Alejandra Eme Vázquez refiere que el ensayo Su cuerpo dejarán se inscribe en la iniciativa Pensar lo doméstico // Plantea que los cuidados ya no sean una carga para las mujeres, sino que ‘‘se colectivice su conversación y ejecución’’

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▲ ‘‘Nosotros estamos cuidando todo el tiempo, a nosotros mismos y a los demás. El automovilista que frena cuando un peatón pasa está cuidando, el que nos da codazos en el Metro”, explica Alejandra Eme Vázquez (Ciudad de México, 1980).Foto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Jueves 21 de noviembre de 2019, p. 3

Cuidar es una posición política, ‘‘es la única manera de pensar el futuro y en arreglar cosas de este mundo caótico”, sostiene Alejandra Eme Vázquez a propósito de su ensayo Su cuerpo dejarán.

‘‘Nosotros estamos cuidando todo el tiempo, a nosotros mismos y a los demás. El automovilista que frena cuando un peatón pasa está cuidando, el que nos da codazos en el Metro. El periodismo es un trabajo de cuidados en muchos sentidos. Tampoco se trata de generar culpas”, explica en entrevista con La Jornada.

Eme Vázquez (Ciudad de México, 1980) reflexiona sobre las opciones de su generación y las posteriores a partir de observar el proceso de envejecimiento de su abuela. ‘‘Como no vamos a tener muchas prestaciones, vernos unos a otros es la manera de pensar en un futuro por lo menos promisorio”.

Sin embargo, estima que las mujeres debemos ‘‘desasignarnos como cuidadoras, que los cuidados no sean una carga en nuestras vidas y que todos y todas los asumamos. No que se retiren de la discusión sino, al contrario, se colectivice su conversación y ejecución”.

Con prólogo de Brenda Navarro, Su cuerpo dejarán, divulgado en formato digital por Kaja Negra y coeditado en papel por Enjambre Literario y El Periódico de las Señoras, ganó el Premio Dolores Castro 2018. Se vende en la librería de La Jornada (avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, alcaldía de Benito Juárez).

Quehacer invisibilizado y relegado a lo doméstico

Las actividades relacionadas con los cuidados atribuidas a las mujeres para el mantenimiento de la vida y la salud, invisibilizados y relegados al ámbito doméstico, han sido tema esencial en el análisis desde la perspectiva del feminismo.

Alejandra Eme Vázquez, también periodista, refiere que luego de publicar ese libro surgió una conversación con sus lectoras y se han generado iniciativas a partir de estas ideas. ‘‘Parece haber una barrera muy clara para no hablarlo en lo público. Toda una configuración del imaginario para que no hablemos en la esfera pública de las cosas que suceden a puerta cerrada. Derribar esa barrera es como subversivo. Nos damos cuenta hasta que lo hacemos”.

La autora menciona que escribir ese libro fue posible gracias a la iniciativa Pensar lo doméstico, que comenzó en la Biblioteca Vasconcelos como círculo de lectura.

‘‘Ahí vimos que la escritura de mujeres suele tener componentes sobre cuidados y dinámicas familiares de lo privado, del trabajo del hogar, etcétera.”

El título incluye la reflexión alrededor de un par de temas que han impulsado la comunicación con otras personas.

Uno es la ‘‘ventriloquia”, que se refiere a ‘‘citar el discurso de alguien más para poder decir lo que deseaba decir”, pues las mujeres tienen dificultad para expresarse o ‘‘darle forma a las intuiciones que tenemos.

‘‘Lo muy escabroso es que yo también lo hago y muchas lectoras me dijeron que lo hacen. Poder detectar eso y ponerle un nombre me alivia mucho. Decir ‘ahorita estoy haciendo ventriloquia, voy a tener que hacerlo de manera que me hago responsable de lo que digo’ y encontrar las vías para nombrar estas cosas que pasan también son comunidad.”

El cuidador quemado, otro fenómeno

Otro fenómeno que Alejandra Eme Vázquez destaca es el del ‘‘cuidador quemado”. Se trata, detalla, ‘‘de un conjunto de síntomas que se ha reconocido como parte del trabajo del cuidado que nos hace pensar que la vida pública no está reconociendo esta labor, como sucede con las demás actividades.

‘‘La medicina está tradicionalmente masculinizada. Hay muchas enfermedades de mujeres que no se tratan. Por ejemplo, siempre hay esa idea de la histeria, la emocionalidad o la invención de síntomas.

‘‘La depresión posparto, el cuidador quemado o la fibromialgia son enfermedades que van hacia las mujeres y no existen en las políticas públicas. Y termina convirtiéndose en asunto de ser ventrílocuas y transformarlo en otras cosas para que sean atendidas.”

La autora alude a la música. ‘‘Se convirtió en emblema del libro porque en la primera presentación hubo karaoke. Un planteamiento generoso para iniciar la conversación no era decir: ‘En 2050 todos vamos a ser viejos, no vas a tener pensión, necesitamos hacer comunidad’. Tenemos que tocar todos esos puntos y cuidar cómo planteamos la conversación. Las canciones me han permitido abordar estas conversaciones de manera más generosa”.