Opinión
Ver día anteriorLunes 11 de noviembre de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Resultados inesperados
E

l martes pasado se celebraron elecciones en varios estados de Estados Unidos para elegir gobernadores, legislaturas estatales y locales, además de para aprobar varias propuestas de leyes y reglamentos en ciudades, municipios y estados. Si los resultados de algunas de esas votaciones son síntoma de lo que puede suceder en noviembre de 2020, cuando se celebren comicios para elegir presidente y renovar el Congreso, se pudiera decir que Estados Unidos está en el camino de un viraje significativo en su política. Particularmente graves para los republicanos fueron los resultados en los estados de Kentucky y Virginia, donde las elecciones arrojaron una inesperada derrota para ellos.

En Kentucky, el candidato demócrata a la gubernatura derrotó al republicano a pesar de que el día previo a la elección había recibido la visita del presidente para evidenciar su apoyo en un multitudinario mitin. Donald Trump aseguró al actual gobernador que ganaría su relección por un amplio margen. Fue más allá cuando le dijo con tono amenazante que de ninguna manera podría perder la elección, ya que eso significaría una derrota para el propio presidente. A pesar de ello, o tal vez producto del abierto apoyo del mandatario, el republicano sufrió una derrota inesperada.

Lo sucedido tiene además otro mensaje implícito no menos preocupante para el Partido Republicano. El senador Mitch McConnell, uno de los dos que representa ese estado, es el líder de la mayoría republicana en el Senado. En su calidad de líder ha sido el garante para que algunas de las más controvertidas propuestas de Trump hayan sido aprobadas en ese recinto, al igual que las nominaciones del presidente a la Suprema Corte, a pesar de la dudosa calidad y honestidad de los candidatos. Con el resultado de la elección, es de esperarse que su liderazgo en el Senado y la opinión que de él tiene el electorado de su estado haya quedado maltrecha y en entredicho.

En Virginia, los demócratas arrebataron la Asamblea y el Senado a los republicanos que desde hace varias décadas los habían controlado en ese estado. Una de las consecuencias inmediatas es que los legisladores demócratas estarán en posibilidades de aprobar la expansión de los fondos para afianzar la reforma de salud conocida como Obamacare, que los republicanos, hasta ahora, se han negado a avalar. Otra consecuencia no menos importante es que la mayoría demócrata podrá realinear los distritos de votación en una forma menos arbitraria y dolosa como los republicanos lo han hecho durante años. La forma arbitraria en que han dividido los distritos donde hay mayoría de votantes demócratas les ha garantizado una ventaja artificial durante años. El impacto de la redistribución de los distritos electorales que la entrante legislatura en Virginia ha prometido pudiera tener un efecto similar en otros estados en los que el Partido Republicano ha actuado de igual manera, abusando de su mayoría en los congresos estatales.

Si a este escenario se suman los juicios que en contra del presidente se efectúan en el Congreso y en varios juzgados federales, las posibilidades de que lo sucedido en Kentucky y Virginia abra la ruta para su derrota y la de varios legisladores que han apoyado sus iniquidades son considerables.

En este contexto es necesario destacar que el cambio paulatino que se efectúa en el ánimo de los electores es resultado del cansancio de buena parte de los estadunidenses con la errática forma en que el huésped de la Casa Blanca ha gobernado, pero también producto del sistemático trabajo que realizan decenas de organizaciones progresistas en torno a la urgente necesidad de coartar la posibilidad de que Trump se relija. La necesidad de poner fin a esa pesadilla parece empezar a rendir frutos. Es de esperarse que los demócratas no se tropiecen esta vez.