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Fernando Llanos expone un choque de dos mundos en Morelia
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▲ Fernando Llanos ensaya con Andrea Sebastián, niña protagonista de Kuri.Foto Suadero Films
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 10 de noviembre de 2019, p. 7

La noche del miércoles 18 de mayo de 2016, un camión repartidor de la refresquera Coca-Cola en llamas alumbró poderosamente la oscuridad del municipio de Nahuatzen, en el corazón de la meseta purépecha. Mediante la llamativa destrucción del vehículo y el de una camioneta de la Comisión Federal de Electricidad, la población protestó por el incumplimiento gubernamental de entregarles uniformes, armas y patrullas para formar su propia guardia ciudadana con el fin de defenderse del crimen organizado.

Al artista experimental Fernando Llanos, el nombre del municipio y el de la región le resultaban desconocidos hasta entonces, pero la imagen del enorme transporte en llamas lo hizo enfocarse creativamente en el hecho, ocurrido en uno de los seis municipios autónomos de la entidad. Viajó pronto al lugar y lo primero que encontró fueron barricadas y automotores quemados, pero más adelante atestiguó el gran contraste entre las estadísticas oficiales de pobreza y la riqueza superlativa de la zona, tanto en recursos naturales, como en herencia y tradiciones.

Enseguida solicitó al Consejo Indígena de Nahuatzen la donación de una de las puertas del transporte para crear la videoinstalación Un soldado en cada hijo, en la que proyectaba un loop del video sobre la autoparte junto con el Himno Nacional cantado en purépecha.

Es muy impactante la imagen de un camión alemán, de una de las empresas yanquis más consumida en México, ardiendo en la meseta purépecha, quemado por gente encolerizada que reclama seguridad. La mayoría aparecía vestido con sudaderas de universidades también yanquis, subrayándonos que Michoacán es el principal estado del país con migrantes en Estados Unidos. Los videos mostraban el choque de dos mundos, de dos modelos contradictorios: los pueblos originarios y el capitalismo, expresa el videoartista, dos veces ganador de la beca del Sistema Nacional de Creadores Artísticos, del Fonca.

La pieza resultaba idónea para el circuito del arte contemporáneo, pero no satisfacía su anhelo de generar mayor relación con la comunidad, así que desarrolló más obras sobre el leitmotiv del vehículo calcinado, desde pinturas al temple hasta grabados y colaboraciones con artesanos locales con bordados, rompecabezas, reproducciones en miniatura del automotor siniestrado, cerámica de Ocumicho, junto con facsímiles de los periódicos con la noticia, en un intento por acariciar la imagen que tanto me impactó, pero siempre en torno a una gran objeto central, el Monumento al diálogo forzado, reproducción monumental en madera del camión, construido por una decena de carpinteros, además del motor tallado en cantera, fruto del trabajo de seis metateros, quienes además impartieron un taller para niños sobre sus respectivos oficios.

No importa si esos 15 niños se dedican todos a trabajar la piedra, sino que les enseñes su capacidad creativa y los alcances que puede tener, explica el autor de la exposición Arte y resistencia, que se exhibe en el Centro Cultural Clavijero, de Morelia, hasta enero del 2020, como parte del programa Cultura Comunitaria de la Secretaría de Cultura.

Una vez finalizado el ciclo de la exposición, El monumento al diálogo forzado será donado e instalado en Nahuatzen.

Pero su ambición artística no se contuvo ahí. Está por crear la línea de trabajo más bella, complicada y ambiciosa, pero también la que más puede florecer.

Dado que el virus del cine se le inoculó luego de realizar Matria (México, 2014), premiado como mejor largometraje documental mexicano en el 11 Festival Internacional de Cine de Morelia, Llanos decidió realizar, en paralelo y en pocos meses, un cortometraje documental para que compitiera la sección michoacana del mismo festival, Kuri (somos fuego) (México, 2019), que dirigió, escribió, editó y produjo, y que lo convierte en el primer director seleccionado que expone simultáneamente en el Clavijero.

Basado en las abundantes grabaciones del fotoperiodista purépecha Juan José Estrada Serafín en torno a los problemas sociales y políticos de la entidad, lo invitó a hacer la fotografía, el sonido y a coproducir. Llanos lo conoció, a través de amigos mutuos, desde que surgieron las autodefensas en Michoacán e incluso realizaron un programa de televisión, Purepenglish!, clases de inglés para purépechas, estelarizado por un títere de varilla, Kuri, y que pronto lanzarán con la ayuda de los purépechas que estudian en UCLA.

La tercera parte del equipo es la compositora Jessica Herreman, autora de la música, coproductora y coeditora, que echa mano de la electro-pirekua, un género novísimo reflejo de la cultura actual, híbrida e impura, pero inocente y éterea, además de música tradicional y ritual de la zona, junto con un track de cierre de la banda moreliana Fracaso Hippie.