Economía
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Las manufacturas, en recesión

Zozobra entre la clase obrera estadunidense por política industrial
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▲ Trabajadores sindicalizados de General Motors, quienes mantuvieron una huelga por más de 30 días.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Domingo 3 de noviembre de 2019, p. 18

Lordstown, EU. En Lordstown, Ohio, en plena cuenca industrial estadunidense, donde el presidente Donald Trump obtuvo inesperadamente un apoyo significativo en 2016, algunos votantes se preguntan por qué la mayor economía en la historia de Estados Unidos los ha olvidado.

Los obreros de General Motors (GM) hicieron más de un mes de huelga aquí, en piquetes con carteles y acurrucados junto a braseros improvisados.

A finales de octubre llegaron a un acuerdo, pero la planta de ensamblaje, donde GM fabricaba los Chevrolet, sigue inactiva. Unos mil 600 puestos de trabajo se perdieron en esta localidad de 3 mil 500 habitantes.

No pedimos ser millonarios, pero tampoco pobres. Queremos vivir nuestras vidas de clase media. De eso se trata esta lucha, dice un ex obrero de la planta, Joey, quien no quiso dar su apellido.

Trump llegó a la Casa Blanca hace tres años, prometiendo restaurar la grandeza de la clase media trabajadora de Estados Unidos.

En el condado de Trumbull, antiguo bastión demócrata donde se encuentra Lordstown, el magnate ganó en 2016, primer republicano que lo conseguía en más de 40 años.

Pero a un año de las presidenciales de 2020, cuando Trump buscará la relección, algunos de los que lo apoyaron sienten desazón.

Es la primera vez que voté por un republicano y probablemente no volveré a hacerlo, afirma Sam, otro trabajador automotor despedido.

Larry, quien se jubiló después de 50 años de trabajar para GM y apoyó la huelga, dijo sentirse muy decepcionado y traicionado por Donald Trump.

No puedo apoyarlo, porque cuando nuestra planta cerró no hizo lo que dijo que haría: imponer aranceles a los vehículos extranjeros, señala. No obtendrá votos en esta área, asegura.

El sueño americano es un circo

Mike Yakim, quien se dice conservador, no decidió su voto para 2020. Pero aún le gusta lo que Trump está diciendo.

Cuando salió por vez primera dijo que estaría ahí para el trabajador estadunidense, afirma Yakim. Y le creímos. De hecho, todavía le creo.

Al igual que otros 700 trabajadores en Lordstown, Yakim acordó ser transferido a otra fábrica para mantener su empleo. Ahora vivirá en Lansing, Michigan, a cuatro horas en automóvil de su casa. Su familia permanecerá en Ohio.

Esta es la tercera vez que Yakim trabaja en una fábrica que cerró. No trata de ocultar su amargura.

“Nos perdimos muchas cosas para mantener un empleo y perseguir el sueño americano, que es trabajar para una empresa, con suerte permanecer ahí durante 30 años y jubilarte”, dice en su casa.

“Ahora, ya sabes, el sueño americano es como un circo. Las empresas se deslocalizan y te vas.”

En 2017, en un mitin en la cercana localidad de Youngstown, Trump prometió que volvería a generar empleo en la región. No se muden, no vendan su casa, pidió.

Durante su mandato, el desempleo cayó a un mínimo de 50 años en septiembre pasado. ¡La mejor economía de la historia de Estados Unidos!, tuiteó el presidente el miércoles anterior.

Pero la industria manufacturera, en recesión, no participa en ese dinamismo. Desde 2000, el sector se está reduciendo en Estados Unidos. Ohio perdió 3 mil 500 fábricas entre 2001 y 2011. Hoy, en ese estado, la tasa de empleo en el rubro industrial todavía está 10 puntos por debajo del nivel anterior a la crisis.

El alcalde de Lordstown, Arno Hill, expresa su frustración por no poder contrarrestar la tendencia: En el noreste de Ohio, cada vez que la economía va mal, nuestra economía empeora un poco más y no sé por qué, y cuando la economía se recupera nunca volvemos a estar donde estábamos antes.

Nuevas oportunidades

Arno Hill, ex obrero de una fábrica, está tratando de atraer nuevos empleadores.

TJX, propietaria de marcas como TJ Maxx y Marshalls, está construyendo un centro de distribución a sólo unos metros de la planta de GM, pero habrá menos empleos y con salarios más bajos.

La planta de GM es probable que se venda a un fabricante de vehículos eléctricos. En mayo, Trump festejó el anuncio en Twitter.

¡Grandes noticias para Ohio! Con el regreso de todas las compañías automotrices y mucho más, ¡Estados Unidos está en auge!, escribió.

Pero los nuevos empleados seguramente no tendrán los mismos beneficios que en GM, ni el salario de 31 dólares por hora.

Para el antiTrump convencido, el multimillonario de Nueva York mintió al prometer recuperar la industria estadunidense, entre ellas la del carbón.

Sonny Morgan, un obrero jubilado de GM, se lamenta: No vendrá ninguna fábrica de acero. Es sólo una mentira que nos han dicho.

Estado clave para quien quiera ganar la Casa Blanca en 2020, Ohio está en la mira de los demócratas que desean recuperar los condados del llamado cinturón de óxido.

Los candidatos están tratando de seducir al proponer políticas industriales, dice Todd Belt, profesor de ciencias políticas en la Universidad George Washington.

Recuerda: “Hay un viejo dicho: ‘Quien gana Ohio, gana el país’”.