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Trabajar de mano de la sociedad: aspirantes a encabezar la CNDH
 
Periódico La Jornada
Martes 29 de octubre de 2019, p. 10

La necesidad de que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) trabaje de la mano con la sociedad civil, ponga en el centro de su atención a las víctimas y agilice sus procesos de investigación son tres de los elementos centrales para consolidar su labor.

Esas son las coincidencias de algunos de los aspirantes a presidir el organismo para el periodo 2019-2024, designación que en breve tomará el Senado. La defensa de su autonomía y propiciar el diálogo con las autoridades federales son también puntos claves en los que tiene que trabajar el o la siguiente ombudsperson.

Al igual que ayer, La Jornada presenta las conversaciones con seis de los candidatos para conocer su plan de trabajo, su visión de la CNDH y su evaluación general del país.

Alberto Athié: Fue sacerdote católico por 20 años, renunció al ministerio en 2003 tras presentar denuncias contra curas pederastas, incluso, señaló al hoy arzobispo emérito Norberto Rivera de proteger a los sacerdotes abusadores.

Desde su perspectiva es fundamental mantener los vínculos de la CNDH con instancias internacionales, fortalecer la participación ciudadana en el organismo nacional y que ante las graves violaciones a las garantías básicas se trabaje en los cauces para llegar a la verdad de lo sucedido y la justicia.

México mantuvo un modelo de control autoritario que se expresa a través de la represión y el uso excesivo de la fuerza. Tenemos fosas clandestinas, desaparecidos, homicidios, entre otros, porque para la autoridad no hay forma de responder. Lo que necesitamos es avanzar en la consolidación de un Estado fundamentado en los derechos humanos.

Namiko Matzumoto: Es la titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Veracruz. Ha sido académica y trabajó con la sociedad civil. Dijo que la CNDH debe dar más agilidad a los procesos y ser más cercana a las víctimas. Hoy tenemos un organismo bastante burocratizado. Los ejes de su proyecto son: que las recomendaciones se conviertan en instrumentos transformadores y coadyuvantes en la generación de políticas públicas, combatir a la corrupción y atención especial a temas torales como migración, género, indígenas y afromexicanos, desapariciones, tortura, ejecuciones extrajudiciales, por citar algunos.

Arturo Peimbert: Fue titular de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca. Fue miembro de la Federación Iberoamericana de Ombudsman y también colaboró en varios consejos estatales de Oaxaca, como el de Seguridad Pública y sobre la Erradicación de la Violencia de Género.

Mi proyecto tiene algunos puntos medulares, como cumplir con la vocación federativa de la CNDH, es decir, que se desdoble a las entidades; bajar el gasto oneroso; mejorar los procesos para la presentación de quejas, pues quien no vive en el área conurbada tarda de tres a seis horas en llegar a alguna sede; poner a las víctimas en el centro, que dejen de mendigar justicia frente a una institución burocratizada; establecer un modelo horizontal de trabajo y que su labor no esté cooptada por una visión jurídico positivista, que la mantiene lejana a la gente.

Rosario Piedra Ibarra: Es hija de la luchadora social Rosario Ibarra –recientemente condecorada con la medalla Belisario Domínguez–, acompañó a su madre en la lucha por la presentación con vida de los desaparecidos y en la fundación y operación del Comité Eureka.

Consideró que la CNDH ha sido desaprovechada. No ha surtido el efecto deseado, debería ser una comisión que realmente defendiera los derechos humanos de la ciudadanía, que fuera autónoma, eficaz y que fuera la voz de todos aquellos cuya palabra ha sido silenciada por la desigualdad y la injusticia. Muchos hechos criminales han quedado impunes y no se ha reconocido que se han violentado los derechos humanos y, por tanto, esta instancia ha sido irresponsable, ineficaz y nula y eso no puede ocurrir más en este país.

Su proyecto lo basaría en hacer un análisis crítico del organismo e impulsar que el consejo consultivo tenga un papel activo en monitorear y evaluar la calidad del trabajo, velar por la defensa de los derechos humanos económicos, sociales, culturales y ambientales, combatir la pobreza. La CNDH debería ser una instancia que coadyuve a lograr este cambio que se propone el nuevo gobierno, pero si vemos que en éste hay burocracia o no da atención, para eso debe estar un organismo que realmente sea autónomo y no una comparsa.

Rosalinda Salinas: Fue parte de la Unidad de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación y también colaboró en la Subprocuraduría de Derechos Humanos de la extinta PGR.