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Presentación de libro sobre la CTM se convierte en homenaje

Si tengo que irme, lo haré en la forma más limpia: Aceves del Olmo

En el acto, cierre de filas marcado de recuerdos por sus mejores épocas

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▲ El senador y líder cetemista con la también legisladora Beatriz Paredes Rangel.Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Martes 22 de octubre de 2019, p. 13

Juan Millán era un joven dirigente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) aquella mañana en que Fidel Velázquez lo mandó llamar: Compañero Millán, usted tiene fama de moderno, de progresista, así que le voy a pedir algo. Lo que usted diga, don Fidel, respondió quien años más tarde sería gobernador de Sinaloa. En la próxima asamblea pida la palabra y haga un pronunciamiento contra la relección. La disciplina fue más grande que el miedo y Millán cumplió la encomienda.

Por supuesto que Velázquez no se retiró. La tarea encargada a Millán había tenido un único objetivo: medir a los líderes, probarlos, saber a cuántos de ellos les tentaba la manzana envenenada del retiro del sempiterno.

Fidel Velázquez impuso una tradición, que recordó este lunes, en el escenario magnífico del Castillo de Chapultepec, su sucesor Carlos Aceves del Olmo: los dirigentes de la Ce-Te-Eme sólo se van con los pies por delante.

Acto seguido habló de su salud, de las enfermedades raras que lo tienen en silla de ruedas desde hace largos meses: “No tengo cáncer, pero supuestamente me tienen que cortar la pierna derecha… yo he dicho que cuando no esté bien no tengo que estar aquí”.

–¿Se retira o está siguiendo las enseñanzas de Velázquez y midiendo a los dirigentes de todo el país reunidos en la Ciudad de México?

En el tradicional chacaleo –es decir, las declaraciones de banqueta tan usuales en la relación prensa-poder– Aceves matizó: Si excepcionalmente tuviera que retirarme lo haré en la forma más limpia para la CTM.

Apenas habían pasado tres horas de su anuncio cuando la CTM informó que su pleno nacional, integrado por los líderes de las federaciones y los sindicatos nacionales, expresó su apoyo total al liderazgo de Aceves del Olmo.

Visto así, el acto en el Castillo de Chapultepec sólo fue el preámbulo del cierre de filas. Se trataba de la presentación de un libro que aborda la historia de la CTM, una colección de adjetivos dedicados a los dirigentes muertos y vivos aderezada con fotos de la organización fundada en 1936.

La pieza editorial era lo de menos. Beatriz Paredes Rangel, en papel de presentadora, se limitó a decir que es un libro precioso, una edición muy correcta, y ya. Lo suyo es elogiar al líder y fijar postura frente a la 4T, frente a un reducido público formado por dirigentes sindicales, representantes de organismos patronales y la familia Aceves. Y, claro, entre el público también estaba Alejandro Moreno, que acaba de perder al sindicato de burócratas, la FSTSE, y que ríe con la broma de Aceves: Le voy a mostrar mi primera credencial del partido, o una copia porque es capaz de quedarse con la original.

Javier Guerrero –apenas ayer priísta y hoy secretario general del IMSS– y Carlos Martínez, director del Infonavit, acudieron por el gobierno actual y aplaudieron las intervenciones.

Paredes fue a los recuerdos de su vieja amistad con el líder sindical y su verbo logró varios aplausos. Por ejemplo, cuando lamentó que en el escenario de hoy sólo cuenten las voces de los anatemistas profesionales, al tiempo que reivindicó el derecho a decir nuestra verdad porque no tenemos que avergonzarnos de lo que somos.

En la primera fila, entre los invitados especiales, observaba Fernando Salgado, favorito de Aceves y dueño de una hoja de vida envidiable entre los cetemistas, pues su padrino de bautizo fue Joaquín Gamboa Pascoe, el antecesor de Aceves.

Al líder le dicen don Carlos, como antes decían don Fidel, don Leonardo y don Joaquín. Y como sus antecesores, don Carlos es líder máximo de una organización en caída libre y también un costal de frases que condensan la sabiduría de la vieja clase política.

En su turno, Aceves habló de su salud, de su primer empleo en la planta de Ford que estuvo en las cercanías de La Villa, de las lecturas que lo formaron políticamente (la revista Siempre!). En este punto resultó curioso que se asumiera lector de Víctor Rico Galán, anti EUA, pro Castro, periodista comunista español nacionalizado mexicano, según la ficha en los archivos de la CIA.

Aceves habló también de su tío Joaquín, quien lo inició en el sindicalismo y que controlaba 88 de las 92 líneas de camiones que había en la Ciudad de México.

En estos días ha dado inicio la legitimación de los contratos colectivos de trabajo mediante el voto personal, libre, directo y secreto, producto de la reforma laboral. Igualmente, la Secretaría del Trabajo ha otorgado la toma de nota a diversas organizaciones que entran al escenario para competir con la CTM. Ha caído el líder de los petroleros. Pero de los asuntos de la coyuntura, Aceves sólo se refirió a sus visitas a Palacio Nacional y a su resistencia a cambios en la Ley del Infonavit.

Como era más un homenaje que la presentación de un libro, Aceves se dirigió hasta la época en que fue asistente de Fidel Velázquez y habló de la primera vez que el lechero de Villa Nicolás Romero tuvo un gesto cariñoso con él: Sentí que el Papa puso su mano en mi cabeza.