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Pensiones: ¿otra reforma?//El cuento de nunca acabar

A

lo largo de las pasadas tres décadas, ¿cuántas veces los mexicanos han visto la misma película? ¿Cuántas reformas se hicieron para dar certidumbre legal a los presuntos beneficiarios? ¿Y todo para qué?, puesto que lejos de resolverlo el problema se agudiza sexenio tras sexenio y la factura siempre se traslada, íntegra, a los supuestos agraciados. Es el cuento de nunca acabar.

Se trata de los cambios (desde Salinas de Gortari, con especial énfasis con Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto) al régimen pensionario: de la privatización del sistema en beneficio del capital financiero hasta el aumento permanente de la edad legal para el retiro (léase para pensionarse), en un país en el que la mayoría de los trabajadores sobrevive en la informalidad, lo que cancela su derecho de recibir una pensión.

Transcurren los sexenios, pasa la vida, siguen los cambios y el problema se agudiza día a día, sólo para que, gobierno tras gobierno, los genios de la tecnocracia propongan la misma solución (que nunca incluye el tema del ingreso): cargar el muerto al cada día menor número de candidatos a obtener una pensión (a estas alturas tres de cada 10), y al paso que llevan nada raro sería que propongan modificaciones legales que obliguen a los mexicanos a pensionarse cuando cumplan 150 años.

De nueva cuenta se escuchan las voces reformistas desde posiciones supuestamente distintas: la Secretaría de Hacienda, el Banco de México (BdeM) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), una trinca que con sus cambios han agravado el problema social relacionado con las pensiones, cada vez de menor cuantía, más condicionadas y para menos número de mexicanos.

Primero, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera: incrementar la edad de retiro es un tema que se debe platicar con todos los jugadores en el sistema de pensiones del país y ello se puede hacer de diversas formas: que se ahorre más; mayor ahorro voluntario o un aumento en la edad de retiro, pero no vamos a poder llegar a una solución sobre eso si no la construimos entre todos.

Después, el presidente de la Coparmex, Gustavo de Hoyos: urge una reforma al Sistema de Ahorro para el Retiro que incluya elevar la edad de retiro y aumentar la contribución obligatoria de los trabajadores; tenemos la más absoluta convicción de que la reforma debe ser abordada ya; no debemos fabricar pobres del futuro (¡¡¡!!!).

Más adelante, el subgobernador del BdeM, Gerardo Esquivel: hay que abrir el debate sobre la posibilidad de aumentar la edad del retiro; no aumentar la edad de retiro sólo iría en detrimento del monto de las pensiones que recibirían los trabajadores en el futuro.

Y de pilón, el director general del Instituto Mexicano del Seguro Social, Zoé Robledo: aumentar la edad de jubilación es un camino hacia el objetivo final que es el bienestar de las personas; el Sistema de Ahorro para el Retiro requiere una verdadera reconstrucción.

¿Quieres que te lo cuente otra vez?, porque palabras más o menos es el mismo discurso de sexenios anteriores (todos prometieron que con sus reformas pensionarias habría en abundancia lo que hoy dicen que falta), y como es costumbre ni una sola palabra relativa al aumento del ingreso de los trabajadores para que estos, a su vez, puedan incrementar sus aportaciones para el retiro.

Pero bueno, López Obrador fue contundente: mientras yo sea Presidente no habrá ninguna propuesta para aumentar la edad de retiro. Tenemos que actuar con una política laboral distinta a la que se aplicó en el periodo neoliberal; no queremos saber nada del periodo neoliberal, fue un fracaso rotundo y no queremos seguir con lo mismo.

Las rebanadas del pastel:

En el caso del bobalicón comandante Borolas, Felipe Calderón, vale recordar lo dicho en 2010 por el ahora presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar: quienes denigran a las instituciones son los malos servidores públicos, no quienes criticamos a esos malos servidores públicos. ¡Touché!