El proceso de designación de los rectores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es anacrónico y antidemocrático, por lo que se requiere de un cambio a la legislación de la institución pa-ra modernizarlo y abrirlo a la real participación de la comunidad universitaria, sostiene Eduardo López Betancourt, presidente del Tribunal Universitario de la casa de estudios.

Señaló que en las aulas de la UNAM se enseña lo que es la democracia en todas sus formas y manifestaciones históricas, pero en la institución no se permite, pese a que los universitarios tenemos la capacidad para elegir y votar a nuestros directivos.

Desde 1945, la Ley Orgánica de laUniversidad faculta a la Junta de Gobierno –compuesta por 15 personas– a nombrar a los rectores y directores de escuelas y facultades. La legislación indica que para los nombramientos la junta explorará, en la forma que estime prudente, la opinión de los universitarios. En la visión del doctor en pedagogía, historia y derecho, este es un mecanismo obsoleto. Para López Betancourt, los 15 académicos de la junta no tienen el pulso de lo que sucede en cada escuela y facultad, no pueden tenerlo. Y, al margen de que tengan la sensibilidad necesaria para esta tarea, creo que los universitarios tenemos la capacidad para elegir a nuestras autoridades.

La UNAM, señala, podría adoptar un mecanismo como los que hay en Europa, por ejemplo, en donde, con votos ponderados, profesores, estudiantes y trabajadores eligen en las urnas a sus rectores.

El abogado plantea que con el proceso-designación en marcha, no hay muchas posibilidades de modificarlo. Pero cree que es mo-mento de plantear que la comunidad discuta en foros y sea consultada ampliamente respecto a eventuales cambios a la Ley Orgánica.

El catedrático señala que ha propuesto al rector Enrique Graue –a quien expresa su reconocimiento– que la universidad presente al Congreso de la Unión un proyecto para modernizar la Ley Orgánica discutido por la comunidad. Hay muchas cosas que cambiar en esta ley que se ha quedado totalmente ajena a nuestra realidad.