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Centro de estudios monetarios

Medición de la pobreza no incluye efecto de remesas

El cálculo del ingreso de las familias sólo registra ocho de cada 100 dólares que se reciben

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Periódico La Jornada
Sábado 14 de septiembre de 2019, p. 17

Las remesas en México equivalen a una cuarta parte de las remuneraciones de los trabajadores en la economía formal. La importancia que tienen para el consumo en las familias receptoras, sin embargo, es subestimada en la medición oficial de la pobreza en el país, sostiene un nuevo estudio.

La contribución de las remesas es prácticamente ignorada en la medición de la pobreza en México, expone Jesús A. Cervantes González, coordinador del Foro de Remesas de América Latina, instancia del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (Cemla).

La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), a partir de la cual se hace la medición de la pobreza en el país, capta menos de una décima parte del total de remesas para los hogares, asegura.

En 2018, los envíos sumaron 33 mil 677 millones de dólares, de acuerdo con cifras del Banco de México. Pero la ENIGH, levantada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), captó que el ingreso de los hogares proveniente de otros países fue de 2 mil 844 millones. Esa cantidad representó 8.4 por ciento del ingreso del país y de los hogares mexicanos por remesas, establece Cervantes González, también gerente de Estadísticas Económicas del Cemla y especialista en el tema de remesas.

El Cemla está formado por los bancos centrales de América Latina y el Caribe y tiene entre sus funciones proveer información a sus integrantes acerca de hechos de interés internacional y regional en los ámbitos de las políticas monetaria y financiera.

El peso de los envíos

En Estados Unidos viven 12.6 millones de personas nacidas en México, más otros 25 millones de segunda y tercera generación, de acuerdo con el Anuario de migración y remesas, editado por BBVA Research y el Consejo Nacional de Población.

El corredor Estados Unidos-México es por el que se mueven más remesas en el mundo, seguido por el que va de Estados Unidos a China y de Hong Kong a China, según el Banco Mundial.

El ingreso de divisas a México por remesas ha crecido de manera sostenida desde 2009, año de la crisis mundial, apuntó Cervantes González en su estudio Las remesas y la medición de la pobreza en México, publicado esta semana.

En los 12 meses que van de julio de 2018 al mismo mes de 2019 las remesas fueron de 35 mil 100 millones de dólares. Los recursos enviados a sus familias por los mexicanos que trabajan en Estados Unidos fueron equivalentes en 2018 a 2.5 puntos del producto interno bruto (PIB), medición del tamaño de la economía, y a 4.3 puntos porcentuales del consumo de todos los hogares del país, según el estudio.

Otra manera de comparar el peso de las remesas en la economía mexicana es que el monto anual que ingresa al país por esa vía es equivalente a una cuarta parte del total de los salarios pagados en el sector formal de la economía mexicana. En agosto de este año el Instituto Mexicano del Seguro Social, que afilia a quienes laboral en el sector formal, tuvo 20.4 millones de trabajadores registrados.

Aportación ignorada

Existe múltiple evidencia de que las remesas elevan los niveles de vida de las familias que las reciben y alivian la pobreza, plantea el especialista. Menciona que en nueve de cada 10 hogares beneficiarios de ese ingreso se emplea para cubrir gastos de manutención, seguidos por los de salud y educación. Además, en tres de cada 10 los envíos son la principal fuente de ingreso.

La ENIGH, principal fuente de información para hacer las mediciones de pobreza en México, subestima de manera importante los ingresos y gastos de los hogares, considera Cervantes González.

Es una deficiencia detectada desde hace tiempo en varios países con encuestas similares y que también es tratada de corregir en México por el Inegi, afirma.

Una de las razones de que la participación de las remesas en los hogares esté subestimada tiene que ver con la resistencia de las personas a informar sus ingresos, ya sea por razones de seguridad o porque no es fácil calcularlos, apunta.

Esa diferencia entre las cifras arrojadas por el Inegi, que las levanta por medio de una encuesta, y las del banco central –que obtiene el monto de las remesas a partir de registros de las empresas financieras que participan en la transferencia– ha sido consistente por varios años, según el estudio.

En 2018, año más reciente en que se levantó una ENIGH, el ingreso de los hogares reportado en esa encuesta fue equivalente a 2 mil 843 millones de dólares, monto que equivale a 8.44 por ciento de remesas registradas por el banco central.

Ocurrió algo similar en 2016: el ingreso proveniente de otros países recogido en la ENIGH fue de 2 mil 463 millones de dólares, 9.1 por ciento de las remesas registradas por el Banco de México para ese año, de 26 mil 993 millones. O en 2014, cuando lo registrado por los hogares en la encuesta del Inegi fue equivalente a 9.7 por ciento del registro del banco central.

Aun cuando las remesas incrementan los niveles de vida de los hogares receptores, su contribución es prácticamente ignorada en la medición que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) hace de la pobreza, plantea Cervantes González.

El Coneval hace su medición de la pobreza a partir de la información sobre el ingreso y gasto de las familias recogido en la ENIGH.

Considerando que la base de datos de la ENIGH es el insumo básico para medir la pobreza, en 2018 dicho cálculo no incorporó 30 mil 833 millones de dólares por remesas de los hogares y que seguramente tuvieron impacto positivo en aliviar la pobreza de millones de mexicanos.

A partir del análisis de las encuestas del Inegi y de los registros del Banco de México, el especialista explicó que en México el ingreso promedio de un hogar y su gasto en consumo son más del doble que lo indicado por la ENIGH.

Lo anterior indica que actualmente en México el Coneval está midiendo la pobreza con datos de un ingreso medio por hogar que es menos de la mitad del verdadero. Ello redunda en una fuerte sobreestimación del número de pobres en el país.