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La Biblia del oso y su traductor, Casiodoro de Reina
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radujo la Biblia bajo condiciones muy adversas. Casiodoro de Reina huyó del Monasterio de San Isidoro del Campo, cerca de Sevilla, en el verano de 1557. Durante 12 años vivió en distintas ciudades de Europa, con la esperanza de tener mejores condiciones para ver cumplido el proyecto de su vida: la publicación de la Biblia en español. Vería coronado su esfuerzo en septiembre de 1569, hace 450 años, con la impresión de la llamada Biblia del oso.

Cuando Reina salió de España ya circulaban traducciones de la Biblia en alemán, inglés, francés e italiano, gracias a la dedicación de distintos traductores que formaron parte del movimiento de la Reforma protestante. Uno de los postulados de dicho movimiento fue trasladar el mensaje bíblico del hebreo y griego al idioma de cada pueblo. Francisco de Enzinas publicó en Amberes (1543) la primera traducción al español del texto griego del Nuevo Testamento. En 1556 otro español, Juan Pérez de Pineda, vio salir de una imprenta en Ginebra (no de Viena, como erróneamente escribí en la entrega anterior) su traducción neotestamentaria, que en cierta medida fue una revisión del trabajo de Enzinas.

Reina llegó a Ginebra a finales de 1557. Inicialmente entusiasmado con la reforma teológica y eclesiástica encabezada por Juan Calvino. Se unió a la iglesia de feligresía mayormente italiana que pastoreaba Juan Pérez de Pineda, quien años antes había salido de Sevilla por temor de que lo apresara el Tribunal del Santo Oficio.

Poco a poco Reina fue marcando distancias con Calvino y sus discípulos. No permaneció mucho tiempo en Ginebra, más o menos un año, porque estaba en desacuerdo con Pérez de Pineda respecto de las directrices oficiales de la Iglesia de Ginebra para con los anabautistas. Además Reina rechazaba el rigor contra otros protestantes que mantenían diferencias doctrinales con Calvino y su círculo.

Mientras estuvo en Ginebra, Casiodoro de Reina supo los pormenores de la cruenta pena de muerte que sufrió Miguel Servet el 27 de octubre 1553 y, aunque no estaba de acuerdo con, por ejemplo, la doctrina unitaria de Servet, consideró errada la acción de haberle llevado a la hoguera acusado de herejía (por antitrinitario y contrario al bautismo de infantes). De la misma forma, Reina conoció pormenores de la polémica (escrita en latín) entre Juan Calvino y Sebastián Castellio en torno a la cruenta ejecución de Servet. Primero Castellio escribió, en Basilea, Historia de la muerte de Servet, para responder Calvino redactó Defensa de la fe ortodoxa, que salió de la imprenta en febrero de 1554, donde el reformador de Ginebra justificó el asesinato de herejes como Servet (Perez Zagorin, How the Idea of Religious Toleration Came to the West, Princeton University Press, New Jersey, 2004, p. 97).

La réplica de Castellio apareció en marzo de 1554: Sobre los herejes, acerca de si deberían ser perseguidos y cómo deberían ser tratados, firmado con el seudónimo de Martín Bellius. Hizo una defensa de la libertad para disentir doctrinalmente de un determinado cuerpo de creencias tenido por el verdadero, el cual no debería de ser sostenido mediante el poder político ni impuesto por la fuerza. Las diferencias de opinión entre cristianos, para Castellio, nunca deberían llevar a que algunos, respaldados por el gobierno, impusieran sus convicciones a otros, y menos que recurrieran a la pena de muerte para extirpar a los que pensaban distinto en materia teológica.

Casiodoro de Reina estuvo de acuerdo con el crítico de Calvino y de forma temeraria “tradujo al castellano y publicitó entre los refugiados españoles en [Ginebra] el De haerectis an sint persequendi, de Castellio” (Doris Moreno, Casiodoro de Reina: libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, Sevilla, 2017, p. 93). Probablemente la traducción castellana de Reina solamente circuló en forma de copias manuscritas. Se sabe de su existencia, pero no se conoce ejemplar alguno que haya sobrevivido. La primera traducción al español de esta obra de Castellio fue publicada el año pasado, 465 años después de haber sido redactada (Instituto de Estudios Sijenenses Miguel Servet, Huesca, España, 2018).

La estancia en Ginebra también le sirvió a Reina para conocer traducciones de la Biblia como la editada en francés por Stephanus en 1553. Refugiados protestantes ingleses en Ginebra, al tiempo en que Reina estuvo allí, trabajaban en la traducción bíblica al inglés, y en 1560 publicaron la que pasó a conocerse como Biblia de Ginebra, la que sería citada múltiples ocasiones en sus obras por William Shakespeare.

Al ascender en Inglaterra al trono Elizabeth I, favorable al movimiento protestante, Casiodoro marchó hacia la isla. En ella encontró condiciones para darse a la traducción de la Biblia, pero en el otoño de 1563 debió huir. Lo acusaron falsamente y su absolución tardó 16 años.