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Desde otras ciudades

La maldición que trajo el edificio más alto de Chile y de Sudamérica: Costanera Center

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▲ Con la portentosa cordillera de Los Andes como fondo, el edificio emblemático que da a Santiago una nueva fisonomía del impulso económico chileno.Foto La Jornada
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os 300 metros de altura de la torre del Costanera Center sobresalen del paisaje urbano de Santiago, donde se considera un símbolo del desarrollo económico, aunque ahora también empieza a ser sinónimo de tragedia: al menos 12 personas han escogido este lugar para quitarse la vida.

El mes pasado hubo dos suicidios y suman cuatro en lo que va del año, lo que levantó polémica en medios y redes sociales donde se multiplican los llamados a que se tomen medidas para impedirlos, pero también reclamos para favorecer el acceso a tratamientos de salud mental.

Una empleada del centro comercial, identificada como @BiancaLizz, que afirmó presenciar dos suicidios en menos de un mes, dijo: Francamente me parece inaudito que aún no coloquen mallas de seguridad (...). Otro internauta, @Maxistone, dirigió su crítica al ministro de Salud para reclamar hacer algo con la salud mental en Chile.

Enclavado en el corazón financiero de Santiago, el rascacielos más alto de Sudamérica tiene el centro comercial más grande y concurrido del país, dos hitos de visita obligada para locales y turistas que van de compras y al mirador del piso 62.

Al ocurrir el último suicidio, el personal de seguridad acordonó el lugar donde yacía el cuerpo y lo ocultó con una carpa azul para evitar las miradas de los curiosos, pero ninguna tienda cerró. Muchos consumidores ni se enteraron de lo ocurrido.

Pese a que cada muerte ha sido seguida por una catarata de críticas no se han aplicado medidas para evitar nuevos casos.

Las muertes en el Costanera no son estadísticamente relevantes en este país de casi 18 millones de habitantes con una tasa de 10.23 suicidios por cada 100 mil, según cifras de 2017 del Ministerio de Salud, que se eleva a 15.11 en mayores de 80 años.

Pero el hecho de que se repitan en el Costanera podría plantear connotaciones sobre el modelo económico chileno con altas tasas de consumo, endeudamiento y desigualdad social.

Lo más habitual en las sociedades modernas es el suicidio anómico, es decir, aquel basado en la sensación de desintegración social, explica Alberto Mayol, sociólogo de la Universidad de Santiago. Agrega que los centros comerciales son lugares muy relevantes en las sociedades de consumo como forma de integración, especialmente en Chile, donde es muy evidente que la gente se siente integrada en la medida en que participa del mercado.

Suicidarse en este templo integrativo de la sociedad de consumo, de acuerdo con Mayol, podría llevar implícito un mensaje de aquellos que están en una condición de desintegración de esta sociedad donde el consumo es tan importante.

Afp