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La NASA lanza sondas en las aguas del Ártico para medir el impacto de los océanos en el deshielo

El nivel del mar podría aumentar 7 metros y sumergir islas y regiones costeras por todo el planeta

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▲ En cinco años, los expertos comparan los datos recopilados en el invierno con los recabados en el verano, con el objetivo de afinar las predicciones de elevación del mar. En la imagen, captada el 15 de agosto, iceberg en Groenlandia cerca de Qulusuk.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Martes 27 de agosto de 2019, p. 2

Dinamarca. A bordo de una vieja avioneta remodelada y rozando el desierto blanco de la costa este de Groenlandia, tres científicos de la NASA lanzan sondas en las aguas nacaradas del Ártico para medir el impacto de los océanos en el deshielo.

Joshua Willis dirige la misión Derretimiento de los Océanos Groenlandia (OMG, por sus siglas en inglés), que desde 2015 supervisa este territorio autónomo danés víctima del cambio climático.

En su traje azul de astronauta, este oceanógrafo con pinta de Elvis Presley, está al mando en esta jornada de agosto en la que se invitó a periodistas de Afp a acompañar a la misión en el cielo polar.

Mientras sobrevuelan los rocosos fiordos, los deslumbrantes glaciares y los icebergs a unas decenas de metros de altitud, Willis y su equipo lanzan al vacío por turnos sondas de metro y medio de diámetro, llenas de sensores.

La ojiva se hunde en las aguas, en medio de un halo de espuma y Sol boreal. En la línea de la costa, los glaciares en peligro, erosionados por el aire y el oleaje, se hunden y desarman, liberando en medio de un ruido ensordecedor bloques de hielo que parecen islotes de azúcar a la deriva.

El nivel del mar podría aumentar probablemente en varios metros en los próximos 100 años, es una amenaza enorme para cientos de millones de personas en el mundo, alertó Joshua Willis.

Una vez sumergida, la sonda envía en tiempo real informaciones sobre la temperatura y la salinidad del océano, que se traducen en diagramas multicolores en las pantallas del laboratorio volador de los científicos.

Mucha gente cree que el hielo se derrite debido al calentamiento del aire, como si fuera un cubito bajo un secador de cabello, pero en realidad los océanos también corroen el hielo, recordó el investigador estadunidense.

En un periodo de cinco años, el equipo de OMG compara los datos recopilados durante el invierno con los recabados a lo largo del verano, con el objetivo de afinar las predicciones de elevación del nivel del mar.

Groenlandia, isla de 2 millones de kilómetros cuadrados rodeada en tres cuartas partes por las aguas del océano Ártico, está cubierta de hielo en 85 por ciento.

Aumento de la temperatura el doble de rápido

Este inmenso territorio se encuentra en la línea de frente del deshielo del Ártico, región cuya temperatura aumenta el doble de rápido que en el resto del planeta. Si la banquisa y el hielo que cubren la base continental desaparecieran, el nivel de los océanos podría aumentar siete metros y sumergir islas y regiones costeras por todas partes del planeta.

La NASA empezó a interesarse por estos fenómenos en los años 70, después de que sus presupuestos para exploración espacial se redujeran de forma drástica. En la actualidad utiliza más de una decena de satélites para observar la Tierra.

La lejanía de Groenlandia es un desafío singular, admitió por su parte Ian McCubbin, otro de los científicos de OMG, encargado de la logística para estas misiones que parten del pequeño aeropuerto de Qulusuk, una comunidad del sudeste de menos de 300 habitantes.

Esos datos son preciosos porque, por primera vez, nos permiten vincular de forma cuantitativa los cambios de temperatura del océano con el deshielo, explicó, mientras su compañero Ian Fenty descifra las informaciones transmitidas por la sonda.

Este deshielo abre al tráfico marítimo las grandes vías del Norte, que permiten unir el océano Pacífico con el Atlántico, lo que aviva el apetito económico y geoestratégico de las grandes potencias, con Estados Unidos, China y Rusia a la cabeza.

Tanto es así que el presidente estadunidense, Donald Trump, propuso a Dinamarca comprarle Groenlandia, oferta rechazada.