Opinión
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Ruta sonora

King Crimson: Celebration // Post Björk

E

l lunes 13 de enero de 1969, King Crimson, la seminal banda inglesa que entre otras comenzó a encabezar el género a la postre llamado rock progresivo, empezó a ensayar en el Fulham Palace Road Café: Robert Fripp, Greg Lake, Ian McDonald y Michael Giles armaron en hora y media lo que sería su debut discográfico, a aparecer en octubre siguiente, In the court of the Crimson King, el cual marcó un hito en la historia del rock, al amasar blues psicodélico con jazz y música sinfónica. Para julio de ese año, ya abrían escenario a los Rolling Stones en Hyde Park. Y cuando el citado álbum apareció, estuvo dentro del Top 5 en el Reino Unido y del 30 en Estados Unidos. Era sólo el inicio de una excitante carrera, lejos de lo multitudinario; un concepto elaborado, de culto, para audiencias selectas, encabezado por Fripp, cerebral guitarrista que, atemporal, ha sabido orquestar diversas alineaciones y sonidos durante cinco décadas, sin dejar de ser vigente, encumbrado en su universo de fina acrobacia instrumental. Y es justo este año, en que la banda celebra 50 años de vida, que vuelve a México, como parte de la gira Celebration.

Y tal y como ocurrió hace dos años, el combo trae un andamiaje sofisticado, presto para volver a dejar los oídos babeando, la boca cuadrada y los ojos abiertos, con Fripp capitaneando esta virtuosa tripulación integrada por Jakko Jakszyk en guitarra y voz, Mel Collins en alientos, Tony Levin en bajo, stick y voces, así como la triada percusiva compuesta por Pat Mastelotto, Gavin Harrison y Jeremy Stacey, también en teclados.

Para felicidad de los fans, al ser una gira celebratoria, ofrece un set plagado de hits. La mitad son piezas de dos de sus más excitantes discos: Discipline (de 1981, con el cual giraron hacia un sonido distinto al de los años 70, con el gran Adrian Belew) e In the court of the... También ejecutan temas del Radical Action to Unseat the Hold of Monkey Mind (2016), de The ConstruKction of Ligh (2000), del gran Red (1974), del genial Larks’ Tongues in Aspic (1973), de Lizard (1970), Islands (1971) y de Beat (1982).

Se recomienda ampliamente escuchar a esta magia en directo, en la que se pide no tomar fotos ni video, para dejarse envolver en su hipnosis de geometría sonora y mantras poliédricos. 23, 24, 29 y 30 de agosto, Teatro Metropólitan (Independencia 90, Centro); 20 horas, $748 a $4033.

Cornucopia: fascinación compleja

Naturaleza y tecnología es el binomio exquisito al cual la cantante y artista multidisciplinaria Björk, tiene ya acostumbrado a su público. Mas no por ello deja de sorprender a cada paso creativo que da. Y lo que está ofreciendo en México con el montaje Cornucopia, deja claro por qué, aunque ya no esté de moda, sigue siendo una figura relevante dentro de la cultura pop. Lo que ha brindado los días 17 y 20 de agosto en Parque Bicentenario, son dos horas de embeleso audiovisual de mensaje ambientalista, en el que hace sonar de forma orgánica lo que en disco suena a maquinaria: doce temas del Utopia (2017), más uno que otro clásico en versiones distintas (como Venus as a boy, Hidden Place, Pagan Poetry, Isobel): beats electrónicos se entretejen con ensambles vocales (interviene la agrupación mexicana Staccato de la UNAM), así como con un conjunto de flautas transversas y la impecable voz de la diva islandesa. El sonido envolvente cuadrafónico (o sonido 360) dentro de la gran carpa levantada sobre uno de los amplios jardines del parque, rodea los cuerpos mientras por los ojos entra una compleja descarga de coreografías, atuendos cual de hadas y faunos, más dos pantallas: una al fondo del escenario y otra translúcida al frente, plenas de cambiantes piezas de arte digital contemporáneo donde el rostro de la artista se funde con seres vegetales y animales, en ambientaciones fantásticas, irreales. El bombardeo de sus abigarradas composiciones, a veces con instrumentos y voces a contratiempo, a veces disonantes, hacen de éste un show complejo, denso, quizá algo atascado, con un exceso de elementos que a veces aturde, pero a ratos también embelesa. Igual habría sido idóneo montar el mismo concepto con temas de toda su discografía, no sólo de Utopia, ya que éste es uno de sus álbumes menos afortunados. Con todo, es disfrutable como experiencia. Y aunque ella lo describe como teatro digital, no lleva una secuencia narrativa, sino que es una sucesión tras otra de canciones, como en cualquier concierto.

Vale mucho la pena dejarse seducir por esta golosina multi-sensorial, en la que tampoco es permitido fotografiar o grabar en video con celular, para su mayor disfrute.

Björk sigue presentando Cornucopia los días 23 y 27 de agosto ($1766 a $10 mil 730) y el día 30, con entrada general de pie ($1275 y $1645); inicia puntual a las 20 horas.

Twitter: patipenaloza