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Cancela el magnate visita a Dinamarca porque no le venden Groenlandia
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 22 de agosto de 2019, p. 22

Nueva York. En tal vez lo que ha sido el manejo más infantil en las relaciones internacionales de un presidente, Donald Trump canceló una visita de Estado a Dinamarca al ofenderse por el rechazo del gobierno nórdico a su idea de comprar Groenlandia, mientras empeoró la crisis sobre su relación con la comunidad judía y con Israel al repetir una afirmación antisemita.

Lo de Groenlandia empezó la semana pasada. Después de que él había solicitado una invitación para una visita de Estado a Dinamarca, la cual le fue otorgada y los preparativos ya iban avanzados para su visita en un par de semanas, algunos medios aquí reportaron que Trump había preguntado con insistencia a sus asesores la posibilidad de adquirir esa isla, y el domingo Trump confirmó que sí estaba interesado y ya que Dinamarca esencialmente es el dueño, abordaría ese asunto en su visita.

Poco después, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, declaró que Groenlandia no está a la venta. Groenlandia no es danesa. Groenlandia pertenece a Groenlandia, y expresó que esperaba que el presidente no estuviera hablando en serio.

Trump se ofendió y el martes por la noche anunció la cancelación del viaje, ya que la primera ministra no tenía interés en abordar el tema (el cual ni estaba en la agenda formal de la visita). Este miércoles, Trump declaró que calificar su propuesta de absurda fue algo desagradable e inapropiado de la primera ministra. Agregó que ella no debería de tratar a Estados Unidos de esa manera.

Empeora relación con la comunidad judía

En tanto, Trump reiteró este miércoles su afirmación del martes –la misma que fue denunciada como antisemita por una amplia gama de líderes y organizaciones judías– al comentar que si votas por un demócrata estás siendo muy, muy desleal a Israel y al pueblo judío.

Esa afirmación de doble lealtad tiene un largo antecedente histórico antisemita, ya que implica que los judíos son a final de cuentas extranjeros, con lealtad más allá del país donde nacieron y fueron naturalizados.

La Liga Antidifamación, una de las principales organizaciones nacionales judías de defensa de derechos civiles, exigió que el presidente se disculpara de inmediato.

La ironía es que Trump hizo ese comentario al atacar a dos diputadas demócratas, a quienes acusó de antisemitas por sus críticas al gobierno de Israel, y con ello denunció a todo el Partido Demócrata.

Mientras, casi 80 por ciento del voto judío fue para demócratas en las intermedias el año pasado, según el Centro de Investigación Pew.

El presidente viajó ayer a Kentucky, donde habló de qué tan bien le va a su país, evitando abordar las dos controversias del día. Al concluir, afirmó que no repetiría ahí su lema de campaña: “Mantén grande a America”, porque el acto no era electoral, sino oficial, pero no se aguantó y lo dijo al final. Dejó el podio al ritmo de la rola de Can’t Always Get What You Want, de los Rolling Stones (su canción de campaña), a pesar de repetidas solicitudes de la banda de dejar de usarla.

Ahora se prepara para otro viaje internacional, esta vez a la reunión del Grupo de los Siete en Francia. Uno de sus asesores comentó a un medio que el mandatario no tenía mucho entusiasmo en el encuentro. Seguramente el sentimiento es recíproco de varios de los otros asistentes después de observar su gran manejo de asuntos internacionales en estos últimos días.