Sociedad y Justicia
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Titánica tarea para revertir contaminación de una fábrica de acero
 
Periódico La Jornada
Lunes 12 de agosto de 2019, p. 36

Tarento. Escaladores instalan un toldo gigante por encima de la acería de Ilva en Tarento, en el sur de Italia, en una compleja operación de descontaminación que impulsa el grupo ArcelorMittal para renovar una de las fábricas más que más han dañado el ambiente en el país.

Los veraneantes que descansan en la playa ubicada delante de esta instalación industrial no parecen demasiado entusiasmados con bañarse o probar el marisco local.

Está fábrica en la región de Apulia está inmersa en una ba-talla jurídica respecto a su eventual cierre.

Según expertos citados por la fiscalía, de las 11 mil 500 muertes que se produjeron en la zona próxima a esta fábrica entre 2004 y 2010, 7 mil 500 se debieron a enfermedades cardiorrespiratorias y cánceres provocados por las emisiones tóxicas de sus hornos.

Después de que, en noviembre, comprara esta acería al grupo italiano Ilva, ArcelorMittal prometió invertir 2 mil 400 millones de euros durante cinco años, la mitad de los cuales estarán destinados a adaptarla a las normas medioambientales antes de 2024.

Sin embargo, el Parlamento italiano, por iniciativa del Movimiento 5 Estrellas (M5S, antisistema), revocó en junio la inmunidad penal y administrativa de la que se beneficiaba esta acería. Una decisión que obliga a cerrarla el 6 de septiembre.

El director financiero de ArcelorMittal, Aditya Mittal, está convencido de que Roma adoptará una nueva legislación para restablecer la inmunidad. Pero nada lo garantiza, aún más teniendo en cuenta la actual crisis política en Italia y la posible convocatoria a elecciones anticipadas.

ArcelorMittal podría verse obligada a abandonar su proyecto, aunque este incluye un nuevo dispositivo de transporte de materiales y nuevas insfraestructuras de fabricación de acero.

El polvo rojinegro cubre los balcones y los campos de juego en los barrios de Tamburi y Pablo VI, en las inmediaciones de la acería, cuyos vecinos se encierran en sus casas y cierran las escuelas cuando el viento sopla en su dirección.

El polvo transporta enormes cantidades de carbono y minerales de hierro que pueden distribuirse sobre una superficie equivalente a 56 canchas de futbol.

Numerosas familias padecieron en esta provincia enfermedades respiratorias y cánceres con unos porcentajes inhabituales, entre 2006 y 2012 hubo 21 mil 313 casos. La mayoría de sus habitantes consideran que esta fábrica, controlada hasta 1995 por el Estado, debe cerrar.

Los planes de descontaminación prevén cubrir la instalación con un inmenso toldo con una altura de 80 metros, y de 250 por 250 metros de superficie.

Compuesta por 20 mil toneladas de acero, será la estructura de este tipo más grande en el mundo, con el objetivo de garantizar cero emisión de polvo contaminante, explica Henri-Pierre Orsini, encargado del plan de saneamiento que prevé también reducir los residuos de metales, dióxidos y aguas contaminantes.

ArcelorMittal organiza visitas para los trabajadores y sus familias para hacer olvidar las decenas de tumbas de víctimas de la contaminación que yacen en el cementerio justo delante del complejo industrial.

Unas 12 mil personas trabajan en esta fábrica estratégica para una ciudad donde los niveles de desempleo se sitúan en torno al 20 por ciento, el doble de la media nacional.

No obstante, el proyecto de ArcelorMittal, una gran multinacional propiedad del multimillonario indio Lakshmi Mittal, cuya sede se encuentra en Luxemburgo, no logra entusiasmar a las autoridades italianas y a los habitantes de esta zona.

Aunque ArcelorMittal intente reducir las emisiones contaminantes por debajo de los niveles europeos, difícilmente logrará eliminarlas totalmente.

Sin duda, esta fábrica representa una enorme fuente económica. ¿Pero, estamos dispuestos a morir todos para salvar nuestros empleos?, se pregunta Giuliana Tomaselli, de 64 años, una jubilada que observa desde la playa las chimeneas de la acería.