Acapulco, Gro., Luego de pagar fianza de 189 mil pesos, Vicente Suástegui Muñoz, integrante del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la Presa La Parota (Cecop), salió ayer del penal de Las Cruces, donde se encontraba recluido desde el 7 de enero de 2018 por delitos derivados del enfrentamiento ocurrido en la comunidad La Concepción, en la zona rural de Acapulco, donde murieron seis civiles y cinco policías comunitarios.

A su salida del penal, la tarde del jueves, Suástegui Muñoz declaró que continuará en la lucha contra el embalse, por defender el territorio, aunque no sea en el Cecop. Yo sé que habrá comuneros y campesinos que sin ser del Cecop van a alzar el machete para defender la tierra, agregó.

Señaló que regresará a los bienes comunales de Cacahuatepec, donde radica con su familia, y confía en que pueda ser aplicado un verdadero programa de reconstrucción de la paz y reconciliación.

Agradeció al Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas y la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero, entre otras organizaciones, la lucha jurídica y social que emprendieron para liberarlo y pidió no olvidar que aún permanecen dos compañeros internos, Everardo Suástegui y Maximino Solís, cuya fianza es de 225 mil pesos cada uno.

El 7 de junio pasado fueron liberadas 13 de 16 personas, entre campesinos, policías comunitarios y miembros del Cecop, entre ellos Marco Antonio Suástegui, su hermano, quienes permanecían presos en el penal de Acapulco por los hechos en La Concepción.

Recordó la lucha que él emprendió por liberar a su hermano Marco Antonio, quien en 2014 fue internado en una cárcel de máxima seguridad en Nayarit.

Pero Suástegui Muñoz también le imputó a ese mismo hermano, vocero del Cecop, dejarlo abandonado a él y a dos detenidos más en la cárcel, sin hacer nada para liberarlos. También lo acusó de humillar a su esposa, Samanta Colón, a quien escupió en lacara e intentó golpear en diversos conflictos familiares e internos que surgieron tras su detención y durante su reclusión.

Vicente Suástegui acusó que durante su permanencia en el penal de Las Cruces, desde el 7 de junio, cuando fueron liberados el resto de sus compañeros, las malas condiciones y el maltrato se recrudecieron, pues le fueron restringidas las llamadas y las visitas, y el agua que le daban de beber estaba en mal estado.