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El Met de Nueva York exhibe los instrumentos del rocanrol

N

o creyeron los directivos del Museo Metropolitano de Nueva York que la exposición Play it Loud, Instruments of Rock & Roll fuera a tener tanto éxito y la visiten los que vivieron el esplendor de ese ritmo y las nuevas generaciones.

Nació en el sur esclavista de Estados Unidos, interpretado por grupos de afro-estadunidenses a finales de los años 40 y principios de los 50 del siglo pasado.

Tenía sus raíces en otros géneros musicales, como el boogie woogie y el gospel. Quienes lo interpretaban se inspiraron en virtuosos del jazz, como Rosetta Tharpe y Muddy Waters, que utilizaban la guitarra para acompañar sus canciones.

Pero fue el polifacético Chuck Berry el que inició la revolución de la guitarra eléctrica y la convirtió en componente central de muchos conjuntos. En su gira de 1964 por Estados Unidos, The Beatles la mitifican. Por su parte, las compañías que las elaboran en Estados Unidos, India o Europa recurrirán cada vez más a una sofisticación técnica y a materiales diversos que dan por fruto instrumentos de gran belleza y originalidad. Y eso es lo que ofrece esta exposición por medio de 130 guitarras fabricadas entre 1939 y 2017 y utilizadas por legendarios artistas que hicieron de ellas su modo de expresión.

Se exhiben las que pertenecieron, por ejemplo, a John Lennon, George Harrison, Jimmy Page, Chuck Berry, Elvis Plesley, Bob Dylan, Ringo Starr, Keith Richards, Bruce Springsteen, James Jamerson y Ravi Shankar.

La Love Drops de Jimi Hendrix, pintada por él; la Blackie, como llamó Eric Clapton a la suya; la Frankenstein de Eddie Van Halen o la Lobo de Jerry García. También la Love Simbol que comenzó a tocar Prince en 1993. Deslumbra por su diseño la Aztec de la Chloe, pero hay que lamentar una ausencia notable: la guitarra de Carlos Santana.

Como parte de la museografía se incluyen afiches, vestuarios y videos de conciertos que ilustran el esplendor que tuvo el rocanrol y su impacto social y político. Un banquete visual y auditivo.