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Foro de la cineteca

La balsa

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▲ Fotograma del documental La balsa, del cineasta sueco Marcos Lindeen, basado en el trabajo del antropólogo hispano-mexicano Santiago Genovés.Foto
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odo empezó con un secuestro en noviembre de 1972. A partir de los escritos del antropólogo hispano-mexicano Santiago Genovés, el documental La balsa ( The raft , 2018), del sueco Marcus Lindeen, refiere la extraña odisea que transformó a una rudimentaria balsa con 11 tripulantes voluntarios en un laboratorio marítimo para estudiar los comportamientos violentos inducidos de los participantes a bordo. Genovés había vivido en carne propia la violencia terrorista durante el secuestro aéreo del que había sido víctima. Un año después, se propuso indagar si al confinar por largo tiempo a once personas (cinco hombres y seis mujeres), en un espacio muy reducido y alejado de la civilización, se obtendrían cambios bruscos en la conducta humana semejantes a los observados en un grupo de roedores en cautiverio. Lo suyo fue una indagación novedosa sobre los orígenes de la violencia, y la balsa habría de ser el microcosmos de una sociedad entera. La experiencia temeraria fue una tentación irresistible para todos aquellos voluntarios con un espíritu marcadamente aventurero. Eran por supuesto los años 70, una década de las grandes utopías y de todos los peligros.

Con el testimonio del científico Genovés, fallecido en 2013, en voz del actor Daniel Giménez Cacho y siempre a partir de su diario de viaje, y también con las evocaciones del pequeño grupo de sobrevivientes que relatan sus vivencias 45 años después, el documentalista sueco procede a alternar imágenes de archivo y testimonios a cuadro para referir el frenesí inicial de la aventura, los contratiempos de la travesía y, sobre todo, el malestar creciente que se apodera de los tripulantes al percatarse de los cambios súbitos en la conducta de sus compañeros de viaje, algunos de los cuales transitan de un temperamento pacífico a comportamientos muy hostiles, teniendo como referencia central y personaje perturbador al propio Genovés y su conducta enigmática, la más imprevisible de todas.

Sorprende el cuidado minucioso del experimento, el cálculo de reunir a personas de nacionalidades, religiones y razas muy diversas para propiciar, a partir de esos contrastes, los conflictos que respaldarían una hipótesis cultural prestablecida. Más inquietante aún es el desdoblamiento deliberado de la personalidad de Genovés –juez y parte de la experiencia– quien se muestra como un insólito benefactor tiránico, suscitando la indignación colectiva y la violencia misma que será su objeto de estudio. Hay en la cinta una suerte de anticipación de un reality show , un Big Brother en alta mar, ventilando frustraciones secretas, explotando desinhibiciones sexuales, reduciendo a seres humanos a meros conejillos de indias o marionetas en beneficio del gran manipulador de voluntades. Lo notable es la ausencia de un juicio moral por parte del documentalista, ya que nunca queda claro cuál es la parte verdadera de heroismo profesional y cuál la de mezquindad moral en las motivaciones de aquel hombre de ciencia. Una película arriesgada y compleja, como la aventura misma que la inspira.

Se exhibe en la sala 1 de la Cineteca Nacional. 12:00 y 17:30