Belo Horizonte. Cada vez el mundo se acostumbra a ver a un Lionel Messi desolado tras una nueva derrota con la selección Argentina. Tomas de su dorsal y la cabeza baja, el rostro de la frustración, el mejor futbolista del planeta, que no puede ganar en albiceleste, necesita un proceso de terapia profunda para superar los traumas que le han dejado años de fracaso en el equipo de su país. Esta vez fue una nueva derrota, ante un rival histórico, con el que desde hace más de un siglo se han jugado el orgullo. Y Brasil le tomó la medida a Argentina y la venció 2-0 con goles de Gabriel Jesús y Roberto Firmino, más la clase inagotable de Dani Alves, bastaron el martes para que la verdeamarela avanzara como la selección anfitriona a la final de la Copa América.

En busca de su décimo título continental, Brasil jugará la final el próximo domingo en el estadio Maracaná de Río de Janeiro. Conocerá su rival este miércoles cuando Chile y Perú disputen la otra semifinal en Porto Alegre

Otra frustración para Lionel Messi con la albiceleste. El crack argentino se marcha de otra cita internacional sin el ansiado título que le falta en su extraordinario palmarés. Argentina también sigue esperando por una consagración, pendiente desde que se coronó en la Copa América de 1993.

Jesús abrió el marcador a los 19 minutos tras una monumental jugada de Alves. Cuando Argentina insinuaba cierto dominio en el clásico sudamericano disputado en el estadio Mineirao, un contragolpe desatado por Jesús acabó en el gol definitivo de Firmino al minuto 71.

A veces es injusto el nombre que reluce junto a un gol. La metió Jesús, pero la jugada que la propició fue un desplante de genio, belleza, y juego bonito, con el que Alves bajó una pelota como los ángeles, un sombrerito y recorte, más un pase magistral para Firmino, quien la cedió para que la empujaran. Un veterano que juega con la astucia y potencia de un joven, pero con el estilo y la gracia de quien lleva una vida haciendo magia.

Messi ofrece su mejor actuación del torneo

Más impetuoso, Messi ofreció su mejor actuación de la Copa. Pero sufrió al no encontrar un socio que le acompañara. Después del gol brasileño, el capitán se mandó una galopada en la que dejó tirados a tres rivales antes de ceder a Sergio Agüero, pero el atacante disparó mal. Sobre la media hora, el Kun tuvo la mejor ocasión argentina, con un cabezazo que fue rechazado por el travesaño.

Con la ventaja, Brasil prefirió esperar y regular el trámite. Por ratos se vio algo no visto en el torneo: Brasil dominado.

Messi estrelló un zurdazo en el poste y luego vio cómo el arquero Allison Becker se quedó con un tiro libre que trató de clavar en el ángulo superior derecho.

Por primera vez en su mandato interino, el técnico Lionel Scaloni repitió el 11 titular, manteniendo firme el trío de delanteros conformado por Messi, Agüero y Martínez.

Scaloni no tuvo otra opción que reordenar el mediocampo en el segundo tiempo, haciendo ingresar a Giovani Lo Celso y Ángel di María por Rodrigo De Paul y Marcos Acuña.

Argentina era superior, pero las modificaciones le dejaron expuesta para las contras y ahí apareció la abundancia técnica de los locales, exhibida en la velocidad y gambeta de Jesús para habilitar a Firmino, poniendo el 2-0 que esencialmente liquidó el pleito.