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Nueva exposición permanente en el Museo Nacional de Arte: XX en el XXI

Carmen Gaitán, directora del Munal, encabezó recorrido para representantes de la prensa

Foto
El tabachín en el río (1953), óleo sobre tela del pintor y grabador mexicano Ezequiel Negrete Lira (1902-1961), adjudicada al Museo Nacional de Arte en 1992, incluido en la muestra XX en el XXI, montada en ese recinto.Foto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Jueves 20 de junio de 2019, p. 5

El Museo Nacional de Arte (Munal) abrirá al público hoy XX en el XXI: Colección del Museo Nacional de Arte, primera exposición permanente de la nueva administración del recinto.

En un recorrido ayer con la prensa Carmen Gaitán, directora del Munal, adelantó que se trata de un proyecto heredado de la gestión anterior en el que se trabajaba desde hace dos años.

El público, explicó, pide constantemente que el Munal tenga una sala permanente con obras de arte moderno mexicano. ‘‘Es una de las tareas que me di entrando a la dirección porque el público preguntaba dónde está el Frida (Paisaje urbano) del Munal, el Orozco, decía que quería ver a Ángel Zárraga o Abraham Ángel, o por qué no veo aquí a Saturnino Herrán.’’

La museografía de la muestra XX en el XXI ‘‘es audaz y honra a alguien como Fernando Gamboa, quien se atrevió a trabajar con colores potentes’’. También se impone el cuerpo.

Piezas prototípicas vanguardias

El acervo del Munal es vasto; consta de aproximadamente 6 mil 300 obras, lo que dificultó la selección. A Carmen Gaitán se le presentaron 280 piezas, de las que esco-gieron 172 en total: 134 pinturas, un mural de Diego Rivera, 11 de gráfica, nueve impresos –principalmente revistas-–, ocho esculturas y obra volumétrica, cinco fotografías, tres piezas de arte popular y un textil. Los artistas con una presencia destacada en la colección del Munal cuentan con ‘‘un pequeño nicho” en la exposición, el primero dedicado a Gerardo Murillo Dr. Atl.

De acuerdo con la directora del museo se hizo una selección muy representativa. ‘‘Aquí hay muchas estrellas, cada una se defiende sola. Muchos de ellos tienen varias pinturas en la colección. Se escogieron las obras más prototípicas de cada uno y se presentan vanguardias”. Hay creaciones que ‘‘nos han prestado coleccionistas mexicanos, como la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. La idea es que dentro de un par de años se renueve el guión museográfico’’.

Abraham Villavicencio, uno de los curadores de la exposición, apuntó que ésta se divide en cinco núcleos: Despertar de la modernidad, Arte y revolución, Vanguardia y reconstrucción nacional, Reinvención de dos géneros: retrato y naturaleza muerta, e Hitos de la Escuela Mexicana de Pintura. En el primero se puede apreciar en qué medida los viajes a Europa de los artistas a finales del siglo XIX redituaron en la conformación de un modernismo. Villavicencio destacó el cuadro El velorio, de José Jara, por ser un ‘‘parteaguas en la historia del arte mexicano. Permite entender que el indigenismo ya estaba presente desde el siglo XIX’’. Esta sección también comprende una obra ‘‘muy académica de David Alfaro Siqueiros”.

En el acervo, 40 por ciento son obras de arte moderno

Cuarenta por ciento del acervo del Munal está constituido por obras de arte moderno. De allí la relevancia de la apertura de las salas en cuestión. Hay espacios dedicados, por ejemplo, al método de dibujo de Adolfo Best Maugard y los pintores que trabajaron en las Escuelas al Aire Libre. También se exhibe La cuna, 1949, que crearon Leonora Carrington y José Horna.

En cierto momento el recorrido se convirtió en una manifestación con pancartas, en contra de Carmen Gaitán, con motivo de algunas expresiones que ésta hizo al descubrir el estado en que se encontraba una oficina utilizada por dos de los trabajadores del recinto, situación que ya fue corregida.

Gaitán, quien asumió la dirección del Munal a principios de febrero, se adelantó al reclamo de trabajadores sindicalizados al admitir: ‘‘los que me conocen saben que soy una mujer con una personalidad fuerte que de pronto se malentiende”. Expresó su disposición a ‘‘dialogar, pedir perdón, dar la cara, si en algo ofendí, en algo molestó mi voz”.