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¿Quién mató a Paulino Martínez?
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l pasado viernes, Día de la Libertad de Expresión, el Presidente develó una placa en la puerta de la casa de don Paulino Martínez, lugar en que fue secuestrado el 13 de diciembre de 1914. Los oradores enfatizaron que don Paulino es ejemplo del periodismo de combate, el compromiso y la coherencia. Injustamente olvidado, no faltan quienes preguntan: ¿Paulino quién?

El celayense (1860) fue uno de los dirigentes de la rebelión liberal antiporfirista de 1890-91, fue fundador del Partido Liberal Mexicano con Camilo Arriaga y Ricardo Flores Magón, y fundador del Partido Nacional Antirreleccionista junto con Madero.

Incansable luchador por la democracia y la libertad, se fue dando cuenta que esas eran palabras vacías sin la justicia. Mientras las mayorías vivieran en la miseria y la exclusión, la libertad era sólo para las élites. Comprendió que la concentración de las fuentes de riqueza era la causa principal de la injusticia, y en 1911 rompió con Madero para exigir la destrucción del latifundio.

Esta toma de posición lo llevó a las filas zapatistas, donde contribuyó a hacer del programa reivindicador del zapatismo, un proyecto de reconstrucción nacional. En octubre de 1914, Zapata le encomendó llevar la voz del zapatismo a la Convención de Aguascalientes. Ahí ayudó a construir la alianza del zapatismo y el villismo.

En enero de 1915 Paulino Martínez fue asesinado. Durante muchos años se achacó a Pancho Villa su muerte. Los enemigos de la revolución popular construyeron lo que Paco Taibo llama una calumnia atractiva, según la cual Villa y Zapata habrían intercambiado víctimas propiciatorias, iniciando un reinado del terror en que se asesinaría a más de 200 ciudadanos y los villistas mataron cada noche a 10 o 20 coroneles zapatistas. ¿Quién construyó esa calumnia? Sobre todo, Martín Luis Guzmán y José Vasconcelos, quien cuando escribió sobre los hechos ya era abiertamente fascista y mentía sin rubor.

¿Los hechos? Don Paulino fue sustraído de su casa con engaños, según el inspector general de policía, Vito Alessio Robles (quien, como Guzmán y Vasconcelos, era parte del grupo de Eulalio Gutiérrez que actuaba en esos días como enemigo interno y cuña carrancista entre los ejércitos de Villa y Zapata), y conducido al cuartel de San Cosme, donde fue asesinado. Nunca se supo dónde fue sepultado el cadáver.

La narración omite el nombre o adscripción de los oficiales que lo secuestraron y la adscripción de las fuerzas de ese cuartel que tampoco pude encontrar en ningún archivo ni otras fuentes. El general zapatista Manuel Palafox inició de inmediato una averiguación de la que informó detalladamente a Zapata cinco días después, pidiéndole que intercediera ante Villa para castigar a los culpables, pues, ya tengo los nombres de los asesinos.

El 29 de diciembre Zapata pidió informes sobre Eduardo Iturbide, que se presentaba a la sazón como coronel villista. Palafox le contestó que era un millonario con grandes haciendas, porfirista y huertista, y muy probablemente, el asesino de Martínez. No hay dato seguro, pero sí la idea de que fue gente de Gutiérrez la que cometió el crimen: en esos días, otros datos sí probados muestran que los eulalistas también intentaron asesinar a Manuel Palafox y Antonio Díaz Soto y Gama, es decir, que se trataba de liquidar la cúpula intelectual del zapatismo… y culpar a Villa.

No se sabe coronel de qué fuerzas villistas (¿las que ya estaban con Eulalio?). En 1941 Iturbide omitió todo ello en sus memorias, pero escribió que me hicieron saber mis amigos diplomáticos, que Villa, por influencia de los zapatistas, me buscaba para juzgarme por no sé cuántos crímenes imaginarios [...] El hecho fue que tuve que esconderme en serio y viví por dos meses en las casas de mis amigos extranjeros.

Francisco Pineda muestra que quienes lo protegieron y salvaron eran agentes de las compañías petroleras y que el secretario de Estado estadunidense, William Bryan, ordenó al agente especial John Silliman haga cualquier cosa para salvar a Iturbide, a quien otro agente de Estados Unidos, León Cánova, sacó clandestinamente del país, con la autorización y la garantía de Eulalio Gutiérrez. Estos datos casi permiten asegurar que el asesinato era parte de un complot organizado por Eulalio contra el zapatismo.

Esta versión aún tiene huecos y necesita verificarse, pero tiene mucho más sentido y mayor apoyo documental que la tradicional. ¿Eso significa que no hubo ejecuciones arbitrarias? Claro que hubo, era una guerra civil: por ello insistimos en que debemos cambiar al país sin violencia. ¿No ordenaron Zapata y Villa algunas de esas ejecuciones? Por supuesto. Pero todo indica que no la de don Paulino Martínez.

Pd: Fuentes y documentación aquí citadas, en pp. 114-117 de: https://bit.ly/2WYLm1I

Twitter: @HistoriaPedro