Sólo 12 por ciento de las pesquerías a escala global están certificadas, y aunque en México el porcentaje asciende a 25, en la flota de atún 85 por ciento cuenta con el sello Marine Stewardship Council (MSC).

De acuerdo con la plataforma InfoAtún, el sector busca estar a la vanguardia en prácticas y códigos de conducta para llevar a cabo la pesca responsable y sustentable, por lo cual la flota atunera mexicana cumple con las leyes y normas de pesca responsable más exigentes nacional e internacionalmente.

En los pasados cinco años el consumo promedio de la especie, debido al costo accesible y valor nutrimental, ha aumentado 3.69 por ciento. Y como su pesca involucra directamente a especies como los delfines, debemos mantenernos a la vanguardia en temas de captura responsable y sustentable.

En los años 90 Estados Unidos puso restricciones a las importaciones de atún proveniente de México alegando captura incidental de delfines en las maniobras pesqueras. El pleito llegó a la OMC en 2008, y tardó una década en dirimirse.

En la industria se utilizan diseños alternativos de FAD’s (Fish Aggregating Devices o Sistema de Agregación de Peces) que minimicen el impacto sobre especies no objetivo, en especial tortugas y tiburones y hay una “sustitución progresiva de los FAD’s por nuevos modelos”.

Si se llega a capturar, por ejemplo, un tiburón, se hacen maniobras de liberación de especies asociadas.

Si aparece algún tiburón cuando se está procediendo al embarque de la captura, se liberarán todos los tiburones que se detecten en la cubierta (...) Una vez liberado el animal, la tripulación comprobará que el comportamiento de éste es normal y registrará la operación en el cuaderno de pesca.