Opinión
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Ciudad perdida

Rumor que crece // Ley en marcha

E

l fin de la semana que pasó fue, por decirlo de alguna manera, un tanto confuso para los servidores públicos que trabajan en el gobierno de la ciudad, y más aún para aquellos que prestan su servicio en la Secretaría de Seguridad Ciudadana, donde muchos ojos se abrieron con desmesura, muchas cejas se volvieron a levantar y muchos cabellos se pusieron de punta.

El rumor, cada vez más fuerte, de que Jesús Orta debe dejar el mando de la policía creó la especie. El nombre de Omar Hamid García Harfuch, de quien ya se ha hablado un poco antes del inicio de este sexenio, resurgió como una de las opciones para ocupar el lugar de Orta.

A García Harfuch se le considera un policía de cepa. Su padre fue Javier García Paniagua, quien aspiró a la Presidencia de la República como sucesor de José López Portillo. En 1988, luego de no ver cumplidas sus ambiciones, García Paniagua fue secretario de Protección y Vialidad del DF. Su padre, abuelo de Omar, el general Marcelino García Barragán, fungió como secretario de la Defensa Nacional cuando la matanza en Tlatelolco (1968).

A él, a Omar Hamid García, se le involucró en el caso Ayotzinapa. El era el jefe de la Policía Federal cuando ocurrieron los sucesos en los que hay 43 normalistas desaparecidos. Se le acusó de ser un contacto del grupo de delincuentes llamado Guerrero Unidos. Nada se le comprobó.

Su trabajo en la Agencia de Investigación Criminal de la Fiscalía General de la República parece ser su mejor recomendación, y si hoy no ocupa la titularidad de la Secretaría de Seguridad Ciudadana es porque alguna mano externa, es decir, de fuera del gobierno de la ciudad, lo impidió.

Hoy el rumor advierte que la posibilidad de que García Harfuch se convierta en realidad va más allá de las posibles malas notas de Orta, porque viene desde alguna consejería del gobierno federal que cada vez se cuela más en el gobierno de Claudia Sheinbaum.

En fin, hasta ahora eso del nombramiento es puro rumor, ya veremos. Pero ustedes estarán de acuerdo con nosotros en que no todos los rumores son ciertos; hay algunos que se llaman anteproyectos, y si bien no se acercan a la verdad, sí mandan mensajes y sondean ánimos.

Les digo esto porque en el Congreso de la Ciudad de México ya se habla de una nueva ley de seguridad ciudadana –aún es un anteproyecto– en la que la ambigüedad es el centro de la propuesta porque parece no aterrizar nada en el asunto del combate, calle por calle, a la inseguridad, según nos cuentan.

Hay, por ejemplo, la propuesta de crear ocho corporaciones porque son necesarias para la ciudad. Serían cinco más que las que se tienen en la actualidad y además se asegura la absoluta sumisión de la SSC a la Guardia Nacional.

No se les olvide que esto que les platicamos es un anteproyecto, es decir, un grado más allá del rumor. Tiene posibilidades de convertirse en realidad, pero nada más. Ya veremos.

De pasadita

Ya es hora de que en la Secretaría de Movilidad se tengan datos y propuestas para saber qué hacer con el transporte de carga, pero en serio. En este espacio hemos hablado una y otra vez del abuso, en todos los órdenes, de los transportes repartidores de cualquier mercancía que no obedecen las leyes de tránsito, pero de esto, de obligar a la iniciativa privada a cumplir con la ley, no se dice ni pío.

Por lo pronto, parece que no hay disponible ningún dato acerca de la movilidad del transporte de carga en la ciudad. ¿Cuántos camiones de ese tipo circulan por la capital? ¿A qué hora? Hay que poner orden, aunque sean de la poderosa IP.