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Rubén García, fundador del centro de refugiados casa anunciación, En El Paso, Texas

“Con un volado, EU decide quiénes se quedan o son devueltos a México”

“Uno de los peores pecados de la migra es separar a los hombres adultos de sus familias”

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▲ Migrantes corren hacia Estados Unidos tras cruzar el río Bravo a la altura de Ciudad Juárez y El Paso, Texas, el martes pasado. En la zona han aumentado las detenciones de familias enteras.Foto Afp
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Periódico La Jornada
Sábado 4 de mayo de 2019, p. 11

El Paso, Texas., La paisana del derrocado presidente Manuel Zelaya –la mujer es de Olancho, Honduras– alcanza a Rubén García a la mitad del galerón. Sus ojos son una súplica. Apretuja a la niña a su lado: Mi hija es débil mental, mírela, pero no es ella la que me preocupa. Mi hermanito, mi hermanito tiene 20 años y me lo quitaron. Yo me voy a las cuatro de la tarde y no sé dónde está. Si lo deportan, si me lo regresan a Honduras lo van a matar los mareros.

Rubén García lleva 40 años escuchando historias como la que le cuenta Karen. Presta oídos y responde con suavidad, pero se cuida de alimentar esperanzas. De los muchos pecados que comete la migra, dice a la mujer, uno de los peores es que separa a los hombres adultos de sus familias, como este muchacho. Luego pregunta:

–¿A dónde va? ¿Quién la recibirá?

–Carolina del Norte. Allá tengo a mi primo.

–Cuando llegue, dígale a su primo que contrate un abogado, para que lleve su caso y el de su hermano.

García explica a Karen que su hermano no será deportado de inmediato, que será sometido a un proceso legal que puede durar semanas o incluso meses. Eso sí, le deja bien claro que si no tiene abogado lo más seguro es que sea deportado.

La mujer agradece mientras se toca el pecho. “Gracias, gracias por todo aquí. El trato es muy bonito. A cada rato nos dicen ‘imposible’, ‘imposible’, pero nos lo dicen de muy buen modo.”

La escena ocurre en medio de lo que fue una nave industrial. Ahí, a unos 15 kilómetros de la frontera, García, fundador de la Casa Anunciación, abrió hace unas semanas un centro de refugiados, como dice una cartulina en el exterior. Es el único letrero que identifica el lugar y está dirigido a los donantes que llegan con alimentos, agua o ropa, puesto que la red de albergues que encabeza García vive sólo de donativos privados.

La nave industrial está dividida en varios espacios. Una sección ha sido habilitada como dormitorio, con camastros y mantas de la Cruz Roja. Otros espacios similares serán también dormitorios. En otro espacio, hondureños, guatemaltecos y salvadoreños esperan turno en cuatro hileras de sillas. La migra los entregó ayer a la Casa Anunciación. El albergue original, una casa en el centro de El Paso, ubicada a 50 metros del consulado mexicano, dejó de ser suficiente hace mucho tiempo.

Hoy, García administra una red que cuenta con tres casas, un hotel, un centro pastoral, el centro de la nave industrial y 20 parroquias que reciben, cada una, pequeños grupos de migrantes.

El jueves 2 de mayo, esa red recibió 855 personas, la mitad niños, porque la época de la migración como fenómeno de hombres jóvenes solitarios quedó atrás. Al día siguiente, la migra envió 300 personas. El promedio, desde hace dos meses, es de 600 al día, gente que no se apunta en la lista que manejan las autoridades mexicanas (en números gruesos, 13 mil seres se han apuntado desde octubre), sino que llega por propio pie a la frontera y cruza por donde puede, o bien que es echada en algún punto por los coyotes para ser detenida. Una vez en manos del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), es registrada, se le da una cita y es echada a los albergues.

–¿Qué hay de novedoso en esta oleada migratoria?

–Sólo el número, que es mucho más elevado –responde García.

–¿Ninguna autoridad se hace cargo de ellos, ni aquí en El Paso ni en Ciudad Juárez?

–Bueno, se hacen cargo de una parte, de detenerlos y procesarlos. Cuando no tienen cupo para seguir teniéndolos ahí, los sueltan. Una vez que los sueltan, pues entonces corresponde a la ONG y las iglesias recibirlos.

–¿El CBP le avisa cuántos va a soltar?

–No podría trabajar de otra manera. Ellos me avisan cuál es el número y yo les hago saber cuáles de los albergues pueden recibirlos.

Una parte de los migrantes son retornados a México con un papel que tiene anotada la fecha de una comparecencia y bajo un eufemismo llamado Protocolo de Protección a Migrantes.

Se pregunta a García cuál es el criterio para decidir quiénes se quedan en EU y quienes son devueltos a México (el gobierno federal los acepta por razones humanitarias).

García saca una moneda y la lanza al aire.

Así es como lo deciden.

Agrega: Lo que sabemos es que ahorita todavía están regresando un número muy pequeño, y que el plan es regresar muchos más. Lo que no sabemos es si los jueces los van a dejar hacer eso, porque ya hay demandas que plantean que esto [enviarlos a México] no es constitucional, que constituye una violación de los derechos de las personas que piden asilo.

Según la ley, los migrantes que cruzan la frontera y solicitan asilo tienen derecho a un encuentro con un funcionario de migración que se conoce como entrevista del miedo, esto es, a informar que están ahí porque tienen temor fundado de que su vida corre peligro en su país.

García sostiene que muchos de los migrantes de esta nueva oleada no ha llegado a esa parte del procedimiento, sino apenas a un chequeo, porque las autoridades migratorias de EU no se dan abasto para atenderlos.

Y aunque quisieran detener a estas personas no tienen dónde ponerlas.

–Una vez que llegan a este refugio, ¿qué pasa?

–Todos tienen a dónde ir, alguien que los recibirá. Simplemente les damos el albergue y la mayoría sale en 48 horas.