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Trece sospechosos detenidos

Ocho explosiones en iglesias y hoteles de Sri Lanka; 290 muertos

El arzobispo de Colombo pide una investigación sólida y castigo sin piedad a responsables

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▲ Víctimas de la explosión en la iglesia de San Sebastián, en la ciudad de Negombo.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Lunes 22 de abril de 2019, p. 20

Colombo. Al menos 290 personas murieron y más de 500 resultaron heridas este domingo en ocho atentados con explosivos perpetrados en tres iglesias que celebraban la misa de Pascua y cuatro hoteles de lujo en Sri Lanka, en el episodio más violento en el país desde el fin de la guerra civil, hace una década.

Los ataques no han sido reivindicados, pero 13 personas fueron detenidas, indicó el primer ministro Ranil Wickremesinghe, quien afirmó que hasta ahora los detenidos son locales, aunque se investigan posibles vínculos con el extranjero.

Al cierre de esta edición una fuente policial declaró a Afp que una bomba de fabricación casera fue desactivada por peritos de la fuerza aérea en un lugar próximo al aeropuerto de Colombo.

Pujuth Jayasundara, jefe de la policía de Sri Lanka, alertó hace 10 días a oficiales de alto rango que el NTJ, un grupo musulmán radical, planeaba ataques suicidas contra iglesias importantes y la embajada de India en Colombo, pero el primer ministro aceptó no haber tomado precauciones al respecto.

Seis ataques con explosivos se perpetraron alrededor de las 8:45 de la mañana en las iglesias de San Antonio, en Colombo; San Sebastián, en Negombo, y la de Batticaloa, en el este de la isla, así como en los hoteles Shangri-La, Kingsburry y Cinnamon Grand Hotel de esta capital.

Otras dos explosiones ocurrieron por la tarde en un cuarto de hotel de Dehiwala, en la periferia sur de Colombo, y en un edificio de Orugodawatta, al norte de la capital, donde atacantes se inmolaron para evitar su arresto.

Entre los fallecidos figuran al menos 35 extranjeros, incluidos un portugués, un holandés, un turco, un indio, un chino, cinco británicos y algunos estadunidenses, por lo que Mike Pompeo, secretario de Estado, confirmó la muerte de varios connacionales.

Estos ataques viles son un amargo recordatorio de la razón por la cual Estados Unidos está resuelto a luchar contra el terrorismo, afirmó Pompeo.

Tras los primeros ataques, el gobierno decretó un toque de queda y el bloqueo temporal de las redes sociales para evitar la difusión de información falsa.

En dos de los sitios destruidos, testigos afirmaron que las deflagraciones fueron realizadas por atacantes suicidas.

Fue un torrente de sangre, corrí hacia dentro para ayudar y me encontré al sacerdote que salía cubierto de sangre, narró un comerciante afuera de la iglesia de San Antonio.

Vi fragmentos de cuerpos desperdigados por todas partes y muchas víctimas, incluidos extranjeros, tuiteó el ministro de Reformas Económicas, Harsha de Silva, quien visitó algunos de los sitios atacados con explosivos.

En el Cinnamon Grand Hotel, cercano a la residencia oficial del primer ministro, un ciudadano de Sri Lanka que se registró la noche anterior con el nombre de Mohamed Azzam Mohamed estalló una bomba alrededor de la 8 y media de la mañana en la fila de gente que aguardaba el bufet de Pascua.

Con un plato en la mano el atacante suicida se digirió al principio de la fila y se hizo estallar (...) Fue el caos total, relató un empleado del restaurante.

En el hotel Shangri-La un fotógrafo de la agencia Afp constató importantes daños en un restaurante del segundo piso con las ventanas destruidas y cables colgando del techo.

En un video de las iglesias atacadas se observaron numerosos cuerpos descuartizados, y el suelo lleno de sangre y escombros por el desprendimiento de un techo.

El primer ministro calificó los ataques de cobardes e hizo un llamado por la unidad del país. En tanto, el arzobispo de Colombo, Malcom Ranjith, exhortó al gobierno a castigar sin piedad a los responsables y realizar una investigación sólida imparcial.

Desde el final de los 26 años de guerra civil en Sri Lanka, en mayo de 2009, en los que el grupo insurgente los Tigres de Tamil buscaban la independencia de la mayoría budista de etnia sinhala, se han producido brotes esporádicos de violencia étnica y religiosa. Pero la escalada de los sucesos de este domingo recordó los peores días de la guerra, en la que los Tigres de Tamil y otros grupos rebeldes atacaron el Banco Central, un centro comercial, un templo budista y hoteles llenos de turistas.

La Organización de las Naciones Unidas, el papa Francisco, Estados Unidos, Rusia, India, Pakistán, Irán, México y la Unión Europea condenaron los atentados.

El presidente estadunidense, Donald Trump, afirmó que su país está listo para ayudar, aunque, en un primer tuit que publicó y después borró, lamentó la muerte de 138 millones de personas por los atentados en el país asiático, cuando el saldo estaba en 138 decesos.

Sri Lanka, con 21 millones de habitantes, tiene alrededor de 1.2 millones de católicos. La mayoría de su población (70 por ciento) es budista, 12 por ciento son hindúes y 10 por ciento musulmanes, según las cifras más recientes.