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Evolución energética mundial: la séptima
¿P

or qué sufrir por las renovables? ¡Hay que disfrutarlas! El reto frente a la contaminación es enorme, pero urge tratarlas justamente. No más apoyos ficticios, artificiales. Recordemos: no más de 10 países producen 60 por ciento de la energía primaria requerida, equivalente a cerca de 280 millones de barriles de petróleo crudo al día.

Sí. China, Estados Unidos, India, Rusia, Japón, Alemania, Brasil, Corea del Sur, Canadá e Irán, según el listado de la Agencia Internacional de Energía. Y casi los mismos consumen 60 por ciento de esa energía primaria. Además, en ese balance de energía las fósiles contaminantes aportan 85 por ciento.

Y estos grandes consumidores, más de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). El petróleo aporta la tercera parte de la energía y 38 por ciento de emisiones.

El carbón, 28 por ciento de la energía y poco más de 40 por ciento de emisiones. Y el gas natural, 23 por ciento de energía primaria mundialmente requerida y 22 por ciento de emisiones.

Las limpias –nuclear y renovables–, 15 por ciento de energía. Siete por ciento la hidroelectricidad, 4 por ciento la nuclear y 4 por ciento otras renovables. No emisiones, según los registros oficiales de GEI. Sin la llamada huella de carbono obligaría a considerar tanto emisiones directas como indirectas, simplemente entendidas como las generadas antes o después del proceso de combustión, como condición o consecuencia del mismo.

Dice Perogrullo que la clave de la transición energética hacia un consumo más limpio obliga a modificar la estructura de la producción y también la estructura del consumo, así como las tecnologías de aprovechamiento primario o secundario de las fuentes de energía. Pero también las tecnologías de consumo de energía y las de generación de formas finales útiles.

La industria es responsable de 37 por ciento del consumo final, el transporte de 29 por ciento y los hogares (viviendas y familias) de 22 por ciento. El 12 por ciento restante de los consumos, agricultura, comercio y servicios públicos.

En ese marco, es pertinente recordar la responsabilidad de electrificar el mundo, superar 20 por ciento que hoy participa en la energía final. Y así será en tanto los vehículos eléctricos sustituyen masivamente los actuales.

¡Urge que el tren eléctrico releve el pulpo automotor de pasajeros y de carga! Pero el necesario aliento a las renovables exige estimaciones justas sobre sus costos, por su intermitencia, aleatoriedad y la necesidad de respaldo. Requerimos sistemas eléctricos preparados para ello. Las energías eólica y solar penetrarán masivamente. Conexión directa a redes de transmisión y distribución, e instalación en viviendas y comercios.

Al respecto, pronto compartiremos las reflexiones más recientes de Paul Joskow ( Challenges for Wholesale Electricity Markets with Intermittent Renewable Generation at Scale: The U.S. Experience, January 2019, MIT, Center for Energy and Environmental Policy Research Working Paper Series, Massachusetts Institute of Technology). Entre otras cosas, plantea la necesidad de remunerar adecuadamente a los generadores actuales no intermitentes, necesarios para un balance adecuado de los sistemas eléctricos. Y la ineficiencia de las políticas de apoyo ficticio a la necesaria introducción de renovables. Pero ya lo comentaremos. Sin duda.