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Hacia la República

Entrevista al líder independentista

Cataluña es para el mundo un “país de facto, no de derecho”: Puigdemont

El camino hacia una república catalana no tiene vuelta atrás, va consolidando etapas, aseveró

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▲ El líder independentista Carles Puigdemont.Foto tomada del video de la telentrevista
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▲ Movilización pro independencia en Barcelona.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Sábado 13 de abril de 2019, p. 2

Cataluña es hoy día “un país de facto, no de derecho”, con parte del liderazgo político del independentismo en prisión y otra parte en el exilio. Y muchos países del mundo empiezan a reconocerlo así, sostiene el ex presidente Carles Puigdemont en una telentrevista desde la llamada Casa de la República, donde funciona la residencia oficial de la autoridad catalana, en la localidad belga de Waterloo, no lejos de Bruselas.

Esta percepción internacional sobre la situación de excepción que prevalece en Cataluña, indica el dirigente, es una señal de que el camino hacia la instauración de una república catalana no tiene vuelta atrás, que va consolidando etapas; un camino que, reconoce, es largo e incierto, porque hacer la independencia sin guerra de independencia tiene esas cosas.

Puigdemont, que proclamó la independencia el 10 de octubre de 2017 e inmediatamente la declaró en suspenso, se presentará a las elecciones para el Parlamento Europeo (23 y 26 de mayo) como cabeza de lista por la coalición Junts per Catalunya, junto con tres de los nueve presos políticos: Jordi Turull, Jordi Sánchez y Josep Rull.

Para las elecciones del 28 de abril en España, su partido, el Demócrata Europeo de Cataluña, no irá en alianza con la principal fuerza, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), y las encuestas no le son favorables.

Él le resta importancia: Esto no es una competencia entre ERC y nosotros; juntos competimos contra el autoritarismo, el artículo 155 (que permitió la intervención de Madrid en la autonomía de esa región y la destitución de su gobierno) y la regresión democrática. Competimos por defender lo ganado en octubre con la máxima dignidad y junto con todos los compañeros.

En esta conversación desde Bélgica, el exiliado, a quien algunos en España llaman el huido y hasta golpista, relata cómo el líder de la izquierda Oriol Junqueras, que hoy enfrenta hasta 30 años de cárcel, junto con ocho compañeros más y el propio Puigdemont hablaron y planearon los pasos que se dieron después del controvertido 10 de octubre de 2017. Unos salieron sub-repticiamente del país para evitar ser detenidos, otros se entregaron a la justicia española. Sí que se planificó. Fue una decisión hablada.

Aprovecha esta entrevista, de las pocas que ha concedido a medios extranjeros, para preguntar a Madrid una vez más “si la renuncia de la violencia es sólo de nuestra parte –que lo es– o si también el Estado español renuncia explícitamente al uso de la violencia para impedir la independencia de Cataluña. Nunca he conseguido que me respondan”.

Habla también de cómo vive el destierro: Cada día me despierto deseando que éste fuera el último día del exilio. Pero como ciudadano libre que soy, no he parado de moverme por toda Europa, de hablar. Somos la voz de los compañeros.

Sobre la crisis de Estado, el franquismo y la monarquía

–Ha hablado de la inestabilidad del gobierno español.

–En el espacio natural de lo que debiera ser una legislatura, que son cuatro años, el Estado español ha celebrado tres elecciones legislativas. No veo elementos más claros para definir una inestabilidad política que esa.

“Pero yo veo elementos de una crisis que es más profunda en toda España, que es una contestación abierta a la monarquía. En Cataluña la monarquía ha caído a los niveles más bajos en la historia. El rey ya no es el rey sentido de los catalanes. Es una crisis que no existía antes. Y luego hay otras crisis, como la de la justicia. Su credibilidad ha quedado bastante dañada por los casos de connivencia de los cuerpos policiales con los poderes ocultos del Estado, lo que se ha llamado las ‘cloacas’.

“Otro factor es la tendencia del franquismo, bastante desalentadora. No se ha podido terminar con la herencia de (Francisco) Franco: miles de cadáveres por identificar en las cunetas, personas mayores que se están muriendo, que ya no podrán ver en vida la restitución de sus familiares, mientras sigue el cadáver de Franco en un monumento público nacional (el Valle de los Caídos, en El Escorial), en el que pagando nueve euros puedes ir a visitar, a hacer un homenaje a un líder fascista. Los nombres de muchas calles en toda España llevan el nombre de criminales de la guerra civil. Hoy mismo leía que en algún lugar, en alguna romería, la virgen de la procesión llevaba como vestimenta un fajín de Franco.

–¿Su opinión sobre el proceso judicial que en estos momentos se lleva a cabo en Madrid en contra de los líderes políticos catalanes?

–Estamos escandalizados. Esto no es un acto de justicia: es un acto de venganza y de escarmiento. No hay crimen, no se ha demostrado una sola expresión violenta, sino todo lo contrario. Lo que hicimos nosotros fue militancia activa con el pacifismo. Por lo tanto, estar más de un año y medio en la cárcel preventiva, cosa que es impropia de una democracia, confirma nuestros temores de que éste iba a ser un juicio político sin garantías. Un proceso de este tipo no debe tener lugar en el primer mundo.

“España tiene ahora una oportunidad de demostrar que es capaz de realizar un juicio con garantías y no con criterios políticos. Pero lo que está pasando ahora es todo lo contrario.

Sobre el 28-A

–Las encuestas colocan a ERC muy por encima de sus correligionarios...

–En las encuestas del 21 de diciembre nos colocaban a mucha distancia de los ganadores y al final el bloque independentista quedó en los primeros lugares. Hay gran volatilidad del mercado electoral; la fidelidad de votos es muy baja, y el margen de indecisos, muy alto. Las predicciones son un ejercicio de ficción.

–ERC y su partido comparten un mismo objetivo, pero tienen estrategias distintas. Esquerra está a favor del referendo pactado, que es más a largo plazo…

–Cierto. Pero ambos somos espacios centrales en la sociedad catalana, luchamos por la república catalana con medios democráticos y pacíficos. Nuestra prioridad es que ese proceso sea pacífico y negociado. Como demócratas que somos y como país que quiere tener excelentes relaciones con el pueblo de España y con la Unión Europa, no vemos un camino mejor que no sea una negociación para respetar los deseos de la mayoría. Son estrategias legítimas las dos. Lo que nos interesa es derrotar ese determinismo español que consiste en decir: lo que quieran los catalanes no es importante.

–¿Sigue abierta la opción de otro referendo?

–La última encuesta también decía que casi 80 por ciento de los catalanes querían que esto se resolviera por un referendo. Sigue siendo una opción.

–Pero para ello no hay voluntad política. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha reiterado que esto simplemente no va a pasar.

–Lo único que puede sustituir el referendo de octubre del año pasado es otro referendo pactado con el Estado español. El que hicimos en octubre fue porque el Estado español nunca quiso sentarse con nosotros. Y ante esta negativa, que persiste lamentablemente, sostenemos que el derecho a la autodeterminación de Cataluña es legítimo. Dicho esto, nunca va a dejar de ser una realidad la necesidad de un acuerdo político.

–¿De qué manera va a influir el resultado electoral en el contencioso catalano-español?

–Sí que va a influir. Al ser un contencioso político, una decisión de tipo político de envergadura como es la legislatura en España, que ahora es incierta, pero que puede apuntar a otros escenarios, claro que va a tener impacto. Hay que ver si se dibuja un escenario en que el gobierno español, para poder garantizar una estabilidad que no tiene y que lleva años sin tener, tiene que interlocutar con Cataluña. Sí o sí.

“Si nos encontramos frente a un escenario de confrontación, en el que gana la derecha y el ultranacionalismo español, pues ahí también tenemos que hacer política. Pero esa es una opción más de tipo táctico usado por el PSOE para fundar una bolsa de miedo; no está fundada. Han tenido resultados malos en Cataluña y en el País Vasco. No le doy demasiadas opciones a esta alternativa, porque además sería un gobierno muy antieuropeo, muy alineado con las tesis que por desgracia se están alineando en Italia, Hungría, en algunos espacios de Francia, que pondrían en riesgo no sólo a la democracia española, sino que sería una amenaza para Europa.

“Nosotros mantenemos nuestra posición. Sabemos qué líneas rojas podemos plantear ante cualquier tipo de gobierno español, sea del color que sea, y vamos a mantener nuestra agenda.

–Con Podemos la moneda está en el aire. ¿Qué se puede esperar de este partido para Cataluña?

–Podemos siempre ha defendido el referendo pactado y particularmente esto siempre me ha agradado, porque sé que para ellos esto tiene un costo en España.

Sobre su fuga y los sucesos de 2017

–¿Su salida a Bélgica fue pactada con los líderes que ahora están en prisión? ¿Cómo tomó esa decisión?

–Sí que se planificó. Yo no estoy solo en el exilio, me acompañaron muchos miembros de mi gobierno. Conmigo también está la secretaria general del partido de Oriol Junqueras, Marta Rovira. Fue una decisión hablada. También convenimos que cada uno iba a respetar las decisiones que tomara cada quien. Los que escogimos el camino del exilio no hemos dejado de defender nuestros derechos y de denunciar los abusos en los que incurre el Estado español. Hubiera sido impresentable que nos hubiéramos visto callados. Incluso una entrevista como esta que me está haciendo hubiera sido imposible desde la cárcel.

“Hace un año fui detenido por la justicia alemana y decidió mi liberación y mi no extradición por el delito de rebelión, que es el más grave. Hemos podido demostrar que en el marco de la Unión Europea hay un doble estándar de la justicia: el de las democracias más avanzadas, en el que un referendo es característica elemental de libertad de expresión, y de gobiernos como el Estado español, que lo ve como el peor crimen.

–También se dice que usted gobierna y lidera su partido a control remoto…

–Es una falsedad. El gobierno de Cataluña es dirigido por el president Quim Torra y sus consellers. El govern toma sus decisiones, con las que a veces estoy de acuerdo y otras no; hoy la política catalana tiene muchos actores y yo soy uno más, como parlamentario.

–Después de la proclamación unilateral de la República Catalana, ¿qué seguía según el plan?

–Había un plan y la decisión de que jamás iba a haber violencia para cumplir nuestros objetivos políticos. Y muchos de nuestros actos y de nuestras decisiones deben ser entendidos con este compromiso ético: no podemos construir nada en un charco de sangre. Esto fue y es crítico.

Dos: teníamos claro que ante un gobierno español que ni tan sólo quería sentarse a dialogar y además no paraba de amenazar derechos fundamentales, nuestra posición no podía ser otra que ejercer un derecho que está reconocido. Nuestra función era y es establecer un diálogo político sobre esos derechos. Y no se puede establecer este diálogo desde la renuncia, desde la claudicación.

“Dimos dos oportunidades al Estado español: una, el 10 de octubre, cuando dejé en suspenso los efectos de la independencia, porque parecía acreditada la voluntad de diálogo del gobierno español. Pero fue un gran engaño. España utilizó esa idea como treta para ganar tiempo y preparar mejor la represión.

–¿El 28 de abril qué pasos concretos van a dar, cuál es la hoja de ruta?

–Nosotros llevamos todo este tiempo aguantando, nos identificamos como país de facto. En este reciente año y medio, el Estado español, aun cuando tiene a parte de nuestro liderazgo en prisión y con la otra parte en el exilio, teniendo todo el control de los medios de comunicación, teniendo todo a favor, ha sido incapaz de articular una propuesta española para Cataluña, porque probablemente no la hay. Y por tanto esto indica la irreversibilidad del proceso.

–Y a este país de facto, usted, por lo pronto, no puede volver. ¿Por cuánto tiempo más?

–En este momento usted está entrevistando a un europeo libre, puedo recorrer todo el mundo sin ningún tipo de amenaza o restricción. Pero si piso España, sería detenido inmediatamente y probablemente condenado a muchos años, porque me darían la pena máxima por el delito más grave. Es raro, ¿no? Esa paradoja explica muy bien de qué problema estamos hablando.