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La UE, Rusia y EU llaman a la calma

Mariscal Haftar mantiene ofensiva para tomar el control de Trípoli

El líder del ENL fue entrenado en la desaparecida URSS, estuvo al servicio de Kadafi y se le vincula con la CIA; dice tener apoyo saudita

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▲ Fayez al Sarraj, primer ministro que encabeza el Gobierno de Unidad Nacional de Libia, reconocido por la ONU. A la derecha, Jalifa Belqasim Haftar, jefe del ENL, quien lidera desde el pasado jueves una ofensiva para tomar el control de Trípoli que ha provocado más de 50 muertos.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Martes 9 de abril de 2019, p. 22

Trípoli. El mariscal Jalifa Belqasim Haftar, del autoproclamado Ejército Nacional de Libia (ENL), continuó este lunes su ofensiva para tomar el control de esta capital, a pesar de los llamados de Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea al cese de las hostilidades que han causado al menos 51 muertos desde el jueves pasado.

El único aeropuerto en Trípoli operará sólo 12 horas (a partir de las 7 de la mañana, hora local), luego de que una de sus pistas fue blanco de un bombardeo aéreo.

El ENL, encabezado por Haftar, de 75 años, quien fue coronel de las fuerzas del líder libio Muammar Kadafi y ahora es respaldado por la monarquías del Golfo Pérsico, Egipto y Rusia, admitió el ataque contra el aeropuerto Mitiga, a unos 8 kilómetros del centro de esta capital de 1.2 millones de habitantes.

El enviado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a Libia, Ghassan Salamé, condenó el bombardeo al aeropuerto y dijo que los combates han desplazado a 3 mil 400 personas e impedido que los servicios de emergencia auxilien a víctimas y civiles.

La Unión Europea llamó a Haftar a detener su ofensiva, mientras Rusia pidió evitar un baño de sangre uniéndose a la solicitud estadunidense del domingo.

Los libios no necesitan más peleas entre sí, requieren diálogo y acuerdos políticos, señaló Federica Mohgerini, jefa de la diplomacia europea.

A su vez, Médicos sin Fronteras expresó su preocupación por los migrantes que están en los centros de detención libios situados cerca o dentro de las zonas de combates.

Nacido en 1943 en la ciudad oriental de Ajdabiya, Haftar recibió entrenamiento militar en la antigua Unión Soviética antes de pasar a ser uno de los militares al servicio del coronel Kadafi, a quien ayudó a derrocar al rey Idris en 1969, refirió la BBC.

Para 1986 fue nombrado coronel y Kadafi lo hizo comandante de las fuerzas militares libias en la guerra con Chad, en la que las tropas chadianas apoyadas por Francia derrotaron a las fuerzas libias. Haftar y 300 de sus hombres fueron capturados en 1987.

Kadafi, quien firmó antes un acuerdo en el que se comprometía a retirar sus tropas, se distanció entonces de Haftar, quien fue acusado de traición por abandonar el ejército y permitir que sus soldados cayeran prisioneros.

Haftar pasó varios años en cárceles de Libia y luego, tras una negociación con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en 1990, fue liberado y se exilió en Estados Unidos, donde se naturalizó.

De acuerdo con la BCC, algunos historiadores aseguran que desde entonces y las siguientes dos décadas se dedicó a diseñar estrategias para derrocar al líder libio.

Se mudó al estado de Virginia, donde está la sede CIA, lo que llevó a muchos a comentar sobre una presunta relación con los servicios de inteligencia estadunidenses, que apoyaron, según documentos desclasificados después, varios intentos para asesinar a Kadafi.

En 2011 Jaftar volvió a su país para apoyar el levantamiento impulsado por Estados Unidos contra el líder libio y lleva el mando militar de un gobierno paralelo en la zona este del país desde 2014.

Con la caída de Kadafi, Haftar se sumió en el anonimato hasta el 14 de febrero de 2014, cuando por televisión delineó su plan para salvar a la nación y llamó a los libios a alzarse contra el electo Congreso General Nacional.

En mayo de 2014 lanzó una campaña contra militantes islamitas en Bengasi que duró tres años y destruyó la ciudad. En mayo de 2015 el nuevo Congreso General lo nombró jefe del Ejército Nacional Libio.

Hace dos semanas visitó al rey Salmán bin Abdulaziz, de Arabia Saudita, y ha recibido apoyo en redes sociales de ese país a su campaña militar.

En Trípoli funciona el Gobierno de Unidad Nacional (GNA), reconocido por la ONU y presidido por el arquitecto Fayez al Sarraj, cuyo gobierno en funciones desde marzo de 2016 no ha sido reconocido hasta la fecha por la Cámara de Representantes en Tobruk, que proclamó su propio gobierno apoyado por el mariscal Haftar.

Haftar y el ENL tienen el apoyo político de una autoridad con sede en el este del país, pero sus fuerzas extendieron su control hacia el sur de Libia y apuntan ahora al oeste, donde está Trípoli y gobierna el GNA apoyado por milicias y la comunidad internacional.

La nueva espiral de tensión comenzó el 4 de abril, luego de que Haftar ordenó una ofensiva contra Trípoli para liberarla de terroristas. En respuesta, el GNA movilizó sus fuerzas.

El domingo pasado, las fuerzas leales al GNA anunciaron la operación Volcán de Ira contra Haftar, mientras el ENL pasó a la fase aérea de su ofensiva.

Libia está sumida en una crisis desde el derrocamiento de Kadafi, en 2011, lo que derivó en una dualidad de poderes, choques entre grupos rivales y la proliferación de facciones yihadistas y mafias que trafican con migrantes de África a Europa.