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VIH: el eje Berlín-Londres
E

l principal propósito de la medicina es curar las enfermedades, es su razón de ser. Por eso la identificación de nuevos caminos para avanzar hacia la cura o la erradicación de alguna patología es una de las noticias más esperadas y deslumbrantes. Y lo es, no sólo para el conocimiento médico, pues constituye una esperanza para las personas que podrían verse libres de males que les provocan sufrimiento. Desde los primeros reportes sobre la identificación de la enfermedad en 1981, el VIH/sida se convirtió en uno de los principales retos de la investigación biomédica en el mundo entero.

El pasado 5 de marzo se publicó en la revista Nature un reporte de Ravindra K. Gupta y su equipo en Londres Inglaterra, informando sobre la segunda persona en el mundo en la que se habría conseguido la erradicación completa del virus. Se trata de un hombre VIH positivo, que presentaba además un tipo particular de cáncer (linfoma de Hodgkin) y que recibió como tratamiento un trasplante de médula ósea (tejido localizado en la matriz de algunos huesos ricos en células primordiales, llamadas troncales o células madres), que remplaza a las células afectadas y da lugar a la formación de nuevos leucocitos o glóbulos blancos. Lo interesante en este caso es que el donador elegido para el trasplante fue una persona con una mutación en un gen llamado CCR5.

La verificación juega un papel central en la ciencia y este sujeto al que podríamos llamar paciente Londres es la confirmación (y de alguna manera un homenaje) al trabajo de Gero Hütter realizado hace 10 años en Alemania, también en un hombre VIH positivo conocido como el paciente Berlín, con un cáncer de la sangre conocido como leucemia mieloide aguda, a quien se le realizó por primera vez el trasplante de células troncales de un donador con la mutación en CCR5 señalada. El resultado fue espectacular, pues en ausencia de tratamiento antirretroviral (ART, por sus siglas en ingés), y habiendo transcurrido más de 10 años, el VIH es indetectable en su cuerpo. Dicho en otras palabras, estaría curado... Pero un solo caso no es suficiente para afirmar algo, de ahí la importancia del paciente Londres en el que luego de 18 meses de haberse interrumpido el ART, el virus es también indetectable. Pero es muy poco tiempo, por lo que debe ser tomado con reservas, y así lo reconocen Gupta y sus colegas.

Resulta importante entender el mecanismo de esta nueva ruta para avanzar en la cura del VIH/sida y también para reflexionar sobre sus limitaciones. La respuesta del organismo ante las infecciones (respuesta inmune) requiere de la participación activa de las células de la sangre llamadas leucocitos (glóbulos blancos), entre ellas, un tipo especial de linfocitos llamados T CD4, los cuales coordinan la respuesta inmunitaria al estimular a otras células como los macrófagos y otros linfocitos (entre ellos los B y los T CD8) para enfrentar las infecciones.

El VIH debilita al sistema inmunitario al destruir a los linfocitos T CD4, lo que deja al organismo a merced de éste y otros agentes infecciosos. El virus infecta a estos linfocitos uniéndose a sitios específicos (receptores) localizados en su superficie, entre ellos el receptor llamado CD4 y a dos receptores asociados (correceptores) denominados CCR5 y CXCR4. El primero de éstos correceptores, el CCR5, es una de las principales vías de entrada del VIH y es resultado de la expresión del gen del mismo nombre (CCR5). Una modificación en este gen que pueda inactivarlo, cancela la formación del receptor y en consecuencia cierra esta puerta de entrada al virus. Aproximadamente uno por ciento de la población europea posee una mutación en el gen CCR5 que le confiere inmunidad relativa frente al VIH. En los casos de Berlín y Londres, se eligió esta estrategia y los donantes de médula ósea tenían esta condición.

Los resultados son, hasta ahora, francamente muy buenos, pero no puede llevarnos a pensar que se tiene ya en las manos una cura para el VIH/sida. Lo positivo es que se confirma el papel determinante del gen CCR5 en el desarrollo de la enfermedad y consecuentemente se abre un camino y se justifica orientar buena parte de la investigación científica en la búsqueda de nuevas técnicas para inactivarlo. Existen, sin embargo, algunas limitaciones. Una de ellas es que el virus pueda cambiar (mutar) y emplear como vía de entrada preferente otros receptores, en particular el CXCR4.

Pero la principal limitación de estos avances es que, como se puede comprender, el trasplante de médula ósea (cuya indicación es el cáncer de sangre resistente a la quimio o radioterapia) no puede adoptarse como tratamiento regular contra el VIH, pues es riesgoso y puede incluso poner en peligro la vida del paciente, mientras el actual tratamiento diario antirretroviral es comparativamente más ventajosos no representa mayores riesgos, aunque realmente no representa una cura.