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Economía Moral

La Teoría Neoclásica de la Producción (TNP) no es una teoría de la producción // Evolución de la productividad en GM según un científico marciano

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uando se habla de medios de producción hechos por el hombre resulta absurdo suponer (como suelen hacer economistas neoclásicos) que su número pueda crecer con relación a la población trabajadora, más allá de cierto límite, sin que de alguna manera se introduzcan cambios técnicos para que puedan ser manipulados por cada vez menos hombres en términos relativos. Una persona no puede manejar dos palas a la vez, pero puede manejar un bulldozer. En el capitalismo el diseño de equipo manejable por menos y menos personas, permite una relación capital-trabajo creciente en términos físicos, esto es, que cada trabajador(a) tenga la ayuda de más y mejores medios de producción, lo que a su vez explica por qué el producto por persona ocupada crece. Esta característica básica es eliminada mágicamente por la Teoría Neoclásica de la Producción (TNP). Sin entrar en una discusión sobre contabilidad social quiero mostrar una implicación que las definiciones de producto e insumo tienen en las mediciones de productividad según las practican los neoclásicos, como Jorgenson y Griliches (JG). Esto puede hacerse con un cuento.

Se nos encarga analizar la evolución de la productividad en la General Motors (GM). Lo hacemos esto al estilo de JG. Tomamos el valor del producto bruto en la fecha inicial y en la final, pero no del número de vehículos producidos. Construimos un índice de valor y, con los precios de los artículos en ambos años, separamos el índice de valor en uno de cantidad y uno de precios. Hacemos lo mismo para el capital (activos fijos) y el trabajo, construyendo los supuestos necesarios para obtener los precios y cantidades de sus servicios. Así logramos obtener las tasas de crecimiento del producto y de los insumos. Incluimos cualquier sueldo o salario que haya sido pagado, incluyendo el del presidente de la GM. Ahora restamos la tasa de crecimiento del índice de insumos de la tasa de crecimiento del índice del producto y obtenemos un índice muy bajo de crecimiento de la productividad. El presidente de la GM se sorprende porque nuestras conclusiones son opuestas a las evaluaciones de los ingenieros. Le decimos que los ingenieros saben muy poco de productividad. Para decidir la controversia se consulta a un científico de Marte. Cuando viene hacia nosotros –después de semanas de trabajo– nos pregunta: ¿Sabían que el departamento de publicidad ha aumentado su personal en 500 por ciento? No. No lo sabíamos. ¿Sabían que la empresa ha aumentado sus abogados para eludir impuestos en 100 por ciento? No. “Considerando solamente el trabajo de la fábrica y los insumos de la fábrica yo obtengo –con sus métodos– una tasa muy alta de crecimiento en la productividad”. Le decimos que nuestras definiciones corresponden a las del sistema de cuentas nacionales y que hay ingreso y producto cuando tiene lugar cualquier prestación de servicios. El marciano responde que nuestros conceptos de tecnología le son un poco extraños, porque si la GM ha producido en el último año el mismo número de vehículos, de igual calidad que en el primero, empleando menos tiempo de trabajo y el mismo número de horas-máquinas, debe haber ocurrido un progreso tecnológico importante. “Concluyo –afirmó el marciano al dirigirse a la asamblea de accionistas– que ha habido avances tecnológicos muy importantes en el proceso de producción (enfatizó la palabra producción); que, si no hubiera habido ningún aumento en los gastos de mercadeo, publicidad y renglones semejantes, la compañía habría podido vender sus productos a precios un 15 por ciento más bajos que en el año base, sin disminuir su tasa de ganancia”. Añadió un comentario: “Por supuesto, mi análisis se refiere a la producción de mercancías. Los anuncios comerciales en los medios no los considero productos de la empresa ni veo como ‘insumo’ el trabajo de los abogados”.

La TNP, igual que destruye toda distinción entre conceptos tan dispares como trabajo, combustible, buen nombre, notoriedad, capital y cambio tecnológico, destruye también la distinción entre trabajo productivo e improductivo. Las categorías se someten al juicio del mercado. La TNP carece de un concepto de productividad que merezca tal nombre. Para merecerlo tendría que distinguir las condiciones técnicas de producción de los costos necesarios de circulación generados por la estructura social; distinguir lo lucrativo de lo productivo. La TNP, como he mostrado en ésta y en previas entregas, está llena de errores conceptuales. La función de producción resulta ser un artificio formal para hacer abstracción de las condiciones de producción; los factores de la producción no son sino un concepto fetichista; su concepto de transacción es un mero juego de palabras; sus argumentos son tautológicos; sus teorías supuestos; sus supuestos inconsistentes; sus análisis empíricos, metafísica; su ciencia, asunto de fe, y su meta, justificar el statu quo. Los elementos positivos están en otro lado. (Véase cuadro)

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