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De pasatiempo deportivo a catarsis

Hawley y Toledano se alistan para culminar el reto de los Siete Mares

Las nadadoras tricolores están en Wellington, Nueva Zelanda, para cruzar el estrecho de Cook

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▲ Toledano (izquierda) es la guía y entrenadora de Hawley en esta travesía para convertirse en las primeras mexicanas en conseguir tal hazaña.Foto cortesía de la nadadora
 
Periódico La Jornada
Jueves 28 de marzo de 2019, p. a10

Después de casi ocho años, Mariel Hawley se alista para culminar una hazaña no planeada: cruzar el estrecho de Cook y junto con Nora Toledano convertirse en las primeras mexicanas en nadar los Siete Mares.

La natación pasó de ser un pasatiempo a un medio de catarsis, luego de que el esposo de Mariel falleció de cáncer en 2015. Cada travesía le permitió avanzar en el duelo que vivía al grado de escribir dos libros –Días azules y Corazón de mar– y finalmente aceptar el distinguido reto en aguas abiertas que sólo 13 personas han realizado.

Mariel completó la llamada Triple Corona después de haber enfrentado el Maratón de natación de la Isla de Manhattan (2009) y de haber cruzado el Canal de la Mancha (2011) y el de Catalina (2012). Los dos últimos forman parte del desafío de los Siete Mares; sin embargo, acrecentar la hazaña no era parte de los planes de la mexicana.

Cuando me contaron del reto de los Siete Mares, no me interesaba, en ese momento estaba enfocada en cosas más familiares, reconoció. No obstante, recordó el legado de la británica Gertrude Ederle, la primera mujer en atravesar a nado en 1926 el Canal de la Mancha, por lo que se motivó para ir por más.

La siguiente prueba sería el estrecho de Gibraltar, pero su esposo fue diagnosticado en 2014 con cáncer en el cerebro por lo que tuvo que posponer el viaje. Un año más tarde enfrentó el desafío al nadar desde la costa de España a Marruecos, aunque en distintas condiciones, vivía un duelo y la travesía tenía un significado más emocional.

Cada nado tiene una peculiaridad, pero el estrecho de Gibraltar ha sido el más complejo y terapéutico, en ese momento dejé mucha tristeza en el mar y me di cuenta de que quería seguir nadando, relató.

En esa ocasión, la acompañaba su hijo Eduardo y más allá de sumar una gesta a su trayectoria como nadadora en aguas abiertas quería honrar la memoria de mi esposo.

Intentó atravesar en 2016 el Estrecho de Tsugaru, pero una tormenta la hizo entender que a veces uno debe detenerse y esperar la calma. Yo estaba enojada porque viajé a Japón, gasté mis ahorros y una tormenta no me dejaba seguir. Afuera veía las nubes con el viento, pero en el fondo del mar había paz, y yo también quería esa tranquilidad.

Con la guía de Nora Toledano –integrante del Salón de la Fama de la Natación Internacional– como entrenadora, Mariel continuó con en su empeño para nadar en los Siete Mares. Así, enfrentó al Canal de Molokai en Hawái en 2017, un cruce con gran significado, afirmó.

Nadamos toda la noche, en una travesía que sentí que era un camino para ser fuerte, y cuando estábamos cerca de llegar apareció un tiburón. El kayakista nos dijo que siguiéramos nadando, yo quería salir corriendo, pero pensé que seguramente en la madrugada habíamos pasado cerca de varios tiburones y ni nos dimos cuenta, a veces los miedos más fuertes no están en el mar, sino en la mente.

Junto a Toledano, retornó en julio de 2018 al Estrecho de Tsugaru y la experiencia fue contrastante a la más reciente vez que estuvo en Japón. No hubo contratiempos, impusieron un tiempo récord de seis horas y 20 minutos; tres meses más tarde, Mariel venció un sexto mar: el Canal del Norte. No era un reto planeado. Al final son actos deportivos, pero en mi caso han sido distintos, señaló Mariel, quien también busca apoyar causas de beneficencia en cada uno de sus recorridos.

Ahora, las nadadoras tricolores se encuentran en Wellington, Nueva Zelanda, para enfrentar el estrecho de Cook, el último de los Siete Mares, por lo que esperarán una ventana de oportunidad con las condiciones climatologías apropiadas, que pueden aparecer del 27 de marzo al 2 de abril.