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Miles exigen la salida de Yevkurov, gobernante de Ingushetia que fue impuesto desde Moscú
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de marzo de 2019, p. 25

Moscú. La plaza principal de la ciudad de Magás, capital de la pequeña república de Ingushetia, colindante con Chechenia –eslabones de la bomba de tiempo que Rusia no ha podido desactivar en el Cáucaso del norte–, volvió a llenarse este martes con miles de personas, en su mayoría hombres (sociedad musulmana en que no suele verse con buenos ojos que las mujeres participen en política), muchos llegados de la ciudad de Nazrán, la anterior capital, para protestar una vez más contra las autoridades impuestas desde Moscú.

Entre 10 mil y 20 mil inconformes se congregaron con el fin de exigir la destitución de Yunus-Bek Yevkurov, gobernante designado por el Kremlin, que perdió la confianza de la población cuando aceptó ceder parte del territorio de Ingushetia a la vecina Chechenia al estampar su firma, el 26 de septiembre de 2018, en una convenio de demarcación de fronteras administrativas, a todas luces inequitativo.

La Corte Constitucional de Ingushetia, a consulta de un grupo de diputados locales, calificó en octubre anterior de improcedente el pacto fronterizo con Chechenia y determinó que su validez debía ser votada en referendo.

En lugar de admitir el dictamen de la Corte, Yevkurov presentó en el Parlamento un proyecto de enmienda a la ley de referendo, el cual pretendía prohibir que se someta a consulta popular cualquier pregunta relacionada con el estatus de la república, cambio de nombre, división o unión con otras entidades de la Federación Rusa y, sobre todo, modificación de su territorio y sus fronteras.

Aprobado en primera instancia por los legisladores oficialistas el pasado 28 de febrero, el borrador provocó tal ola de indignación que Yevkurov optó por revocarlo el miércoles de la semana pasada.

Anunció que esta semana su proyecto sería discutido en asambleas para que la gente, dijo, entienda su sentido e importancia. Fue como echar gasolina al fuego y muchos ingushes nada quieren ya saber de él, si bien Yevkurov es la persona que eligió el Kremlin para contener a los clanes locales y evitar un enfrentamiento armado con el vecino, Chechenia, cuyos múltiples excesos –después de dos guerras separatistas con Rusia– son perdonados por Moscú a cambio de una aparente lealtad.

Batyr Bogatoriov, uno de los convocantes de las actuales protestas y copresidente del consejo de clanes de Ingushetia, asegura que no se irán hasta que se produzcan las renuncias de Yevkurov y de su gobierno, encabezada la expresión de malestar por ancianos que para los ingushes representan la sabiduría ancestral y que en señal de respeto están sentados en primera fila.