Sociedad y Justicia
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Estudiantes exigen seguridad

Cuautitlán, municipio peligroso, orilla a alumnos de FES a alquilar cuartos

Para evitar recorridos largos y ahorrar pasajes gastan hasta $2 mil 500 en renta

 
Periódico La Jornada
Martes 19 de marzo de 2019, p. 32

Para muchos estudiantes de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán el dilema es estudiar lejos o vivir cerca. Quienes optan por la segunda opción se ven obligados a rentar decenas de cuartos que se ofrecen, sobre todo a partir de unos 200 metros de las puertas al campo 4, desde el arco de entrada hasta el barrio San Sebastián Xhala, y pagar entre 900 y 2 mil 500 pesos mensuales por cuatro paredes.

Esto se debe a que en el recorrido que hacen desde Ciudad de México hasta su escuela en ese campo multidisciplinario de la UNAM, un estudiante puede invertir hasta tres horas diarias y gastar, en promedio, 100 pesos en ir y venir.

Se instalan junto con numerosos compañeros originarios de otros estados en rumbos donde proliferan decenas de construcciones, casi siempre anexas a una casa principal.

Los baños pueden ser colectivos o individuales. De acuerdo con las posibilidades familiares, el alquiler es para una sola persona o se busca un compañero de habitación para dividir la carga del costo, aunque en estos casos la mensualidad se eleva un poco más. No les queda de otra.

Al vivir cerca de su escuela, los estudiantes buscan también salvar los peligros de un inhóspito y amenazante entorno, pues además, los turnos en la FES Cuautitlán terminan a las 10 de la noche.

Primer campus fuera de CU

Como referencia, la comunidad de este centro universitario sigue reclamando justicia por la muerte de dos compañeras, una alumna de bioquímica diagnóstica y otra de contaduría, asesinadas en noviembre de 2018 y en julio de 2017. Aunque los crímenes fueron cometidos en los municipios de Nezahualcóyotl y Nicolás Romero, la comunidad estudiantil está en permanente reclamo de justicia por ellas.

En abril de este año, la FES Cuautitlán cumplirá su 45 aniversario. La primera unidad foránea multidisciplinaria de la máxima casa de estudios, cuya extensión es de más de un millón 250 mil metros cuadrados, fue iniciativa del ex rector Pablo González Casanova, debido a la saturación de Ciudad Universitaria (CU).

Ofrece 17 licenciaturas, 15 maestrías, doctorados y especialidades en ciencias biológicas, químicas y de la salud; en ciencias físico-matemáticas e ingeniería; en ciencias sociales, y en humanidades y artes. La población estudiantil es de 15 mil 887 alumnos, quienes son instruidos por mil 533 docentes.

Rodeada de naves industriales y gigantescos depósitos de vehículos pesados –dada su cercanía con la caseta y la autopista a Querétaro, a un lado de la FES–, pasa, peligrosa, sin mayores señalamientos y a esa altura como vialidad urbana, está la carretera Cuautitlán-Teloyucan.

En su más reciente informe de labores, el director de la FES Cuautitlán, Jorge Alfredo Cuéllar Ordaz –relegido para el periodo 2017-2021–, dedicó un párrafo en el documento de 120 cuartillas al llamado proyecto Seguridad Externa de la institución. En él, refiere que se mantiene la gestión y vinculación con los gobiernos federal, estatal y municipal, lo que ha generado una mayor atención y disminución de actos delictivos. Además, habla de una decena de reuniones de trabajo y seguimiento con autoridades municipales y del estado de México, así como de la continuidad al programa Transporte Seguro, que consta de botones de pánico, videocámaras y GPS en las unidades que dan servicio a la comunidad.

Se instrumentó, plantea, la alerta silenciosa que permite a la FES dar avisos de emergencia; se mantuvo la visita de unidades móviles del agente del Ministerio Público para atender las denuncias de la comunidad; se hicieron operativos de seguridad en el transporte y en la periferia de los campos.

Escasa vigilancia

Proyecto fallido de la lejana idea de lograr un crecimiento ordenado en la Zona Metropolitana del Valle de México, Cuautitlán Izcalli hoy constituye uno más de los municipios mexiquenses donde el caos urbano, la insuficiencia de servicios públicos y los elevados índices delictivos, de violencia y ataques a mujeres contrastan con la estadística oficial de desempleo, comunicación y acceso a elementos de bienestar en los núcleos familiares.

Con una población de alrededor de 550 mil habitantes, este municipio dispone apenas de unos mil policías y 65 patrullas en mal estado mecánico, según admitió hace unos días Juan Daniel Ríos Garrido, comisionado de Seguridad Pública y Tránsito. Incluso, una parte de la vigilancia en sus principales vialidades y colonias está a cargo del Ejército. La necesidad es tal, que recientemente se construyeron instalaciones para dar alojamiento a los elementos castrenses.

En Cuautitlán Izcalli se decretó alerta de violencia de género en 2015, lo que, no obstante, no ha detenido las acciones criminales contra las mujeres. El pasado día 8, una adulta de alrededor de 38 años fue encontrada muerta de un balazo en la cabeza en una calle de la colonia Adolfo López Mateos. Ese viernes fue el Día de la Mujer.

Con éste, son 11 los municipios del estado de México donde las autoridades han registrado un fenómeno de especial agresividad y peligro para las mujeres. Los otros son Chalco, Chimalhuacán, Ecatepec, Ixtapaluca, Naucalpan, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, Toluca, Tultitlán y Valle de Chalco.

Entre 2017 y 2018 los feminicidios en la entidad prácticamente se duplicaron, al pasar de 64 a 110, de acuerdo con los reportes obtenidos en las estadísticas por municipio en el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

De este modo, la entidad está en el primer lugar nacional en ese delito. Para todo el país, el año pasado las muertes de mujeres clasificadas como feminicidios fueron 834, cifra que implica un incremento de 13.4 por ciento respecto de 2017, cuando se iniciaron 735 carpetas de investigación por los mismos hechos.

Diversos colectivos, entre ellos de mujeres universitarias, no sólo acusan un subregistro o mala clasificación de estos homicidios, sino también reclaman atención por las frecuentes muestras otras formas de violencia de género, que van desde el maltrato doméstico hasta el acoso callejero, laboral y en los centros de estudio.