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En la banca no hay alertas rojas sobre la cartera vencida
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▲ La estrategia que vamos a seguir es la de ser el banco más optimista de todos, dice Marcos Ramírez Miguel, director general de Grupo Financiero Banorte.Foto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Viernes 15 de marzo de 2019, p. 19

El cambio al que asiste el país desde las elecciones de hace ocho meses era un reclamo social, afirma Marcos Ramírez Miguel, director general del Grupo Financiero Banorte. Ha cambiado la sensibilidad hacia los programas sociales, dice. La palabra clave para describir lo que ocurre ahora en el país es transformación, apunta.

En un momento en que la actividad económica se desarrolla a un menor ritmo que el año pasado, asegura que en la banca no tenemos alertas rojas sobre la capacidad de pago de los créditos por parte de los usuarios. Tenemos la tubería llena de proyectos a los que prestar dinero, siempre con las garantías necesarias y suficientes, declara a La Jornada, a días de que se celebre en Acapulco la 82 Convención Bancaria.

Banorte, sostiene Ramírez Miguel, lleva trabajando con el equipo del actual gobierno desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador ganó la elección el primero de julio pasado. El proceso vivido por el país en meses recientes tiene más de una arista, menciona. Una de ellas es que el cambio era un reclamo social. Tan es así que los niveles de popularidad (del Presidente), pese a lo que sea, siguen de los más altos del mundo, medidos como quiera que sea. Todo mundo concuerda en la popularidad y que todos están contentos con haber elegido este presidente.

La transformación nos agarra en buen momento

Para el caso particular de Banorte –el tercer mayor banco del país medido por activos y el segundo por cartera total de crédito– el cambio que se experimenta ahora en el país nos agarra en un buen momento por la experiencia que acumula en temas de inclusión financiera, digitalización de servicios bancarios (ambos planteados por el nuevo gobierno como parte de sus políticas), así como el trabajo con jóvenes.

“Un símil es como ir en una carrera de coches. Hay diferencia cuando todos van en una recta, a la misma velocidad, y cuando entran a una curva, como lo que está pasando ahora, donde unos aceleran, otros frenan y cambian de estrategia. La estrategia de Banorte en esta curva es entrar con todo y salir con todo.

¿Cómo vamos a rebasar, por así decirlo? Con todos los programas digitales que tenemos y lo haremos de la mano de todos los programas sociales que van a venir y que lo único que van a hacer es darle nombre y apellido a un montón de mexicanos a quienes antes no podíamos ver porque no están bancarizados. Todos los bancos vamos a competir por traerlos. Soy un optimista documentado sobre esto.

–¿Qué es diferente hoy respecto de junio del año pasado?

–La velocidad de los programas sociales y de la conciencia social. No digo que no había, pero la velocidad era diferente. Sí ha cambiado la sensibilidad hacia todos los proyectos y programas sociales y yéndome hacia Banorte y hacia la banca, nuestra responsabilidad en ese cachito que nos toca.

–¿Cluál es, para el caso de Banorte y de la banca, el papel en esta nueva situación?

–Ir de la mano del gobierno, a todo lo que nos lleve. No creo que Banorte deba ser el único que haga esos programas ni muchísimo menos. Ahí, lejos de competencia es ayudantía, entre todos nos tenemos que ayudar para permear en toda la capa social que tenemos. Es una labor de toda la banca.

–¿Cuáles son los pasos para que la banca llegue a ese universo de mexicanos que ahora, como dice, la banca no está viendo?

–El primero es conocerlos, ponerles nombre y apellido, darles las tarjetas sociales con cualquiera de los programas que tengan. En ese momento se vuelven personas con nombre y apellido y con vinculación a un programa social. La experiencia es que a partir de ahí empiezan a hacer más cosas con la banca: una cuenta de ahorro, luego préstamos, después viene un crédito hipotecario o para un auto.

–¿Cuánto tiempo pasa antes de que una persona que ingresó al sistema bancario a partir de recibir el apoyo de los programas sociales mediante una tarjeta comienza a ser cliente de la banca?

–Es un poco difícil de contestar, pero sí tengo algún indicador. Cuando el presidente López Obrador fue jefe de Gobierno del Distrito Federal (2000-2005) hicimos un programa de tandas, que de alguna manera estamos reproduciendo a escala nacional. Nos dimos cuenta que una vez transcurridos uno o dos años ya podías hablar de otro tipo de producto bancario para este segmento de población. Ahora bien, dependiendo del tipo de programa va a ser el tiempo para que se convierta en usuario de un servicio bancario. El que nos va a dar una gran sorpresa es el de Jóvenes construyendo el futuro.

–El entorno económico ha cambiado hacia uno en que se anticipa menor crecimiento. ¿Qué espera para el desempeño del banco?

–Siguiendo con la analogía que mencioné, de que estamos en un recta y que entramos en una curva, eso es lo que se ha modificado. Que ahora depende de la estrategia que sigas, puedes rebasar o no rebasar; estamos en una curva bastante divertida. Hay gente un poco más optimista, hay otra un poco más pesimista y eso hace que cada quien tenga estrategias diferentes. Antes eran muy parecidas y la que nosotros vamos a seguir es la de ser el más optimista de todos; optimistas documentados.

–El presidente López Obrador ha manifestado que en el país no ocurrió sólo un cambio de gobierno, sino que hubo un cambio de régimen. ¿Cómo afecta al banco y a sus clientes?

–México está dividido en muchos países. Nosotros tenemos siete centros regionales . Nos damos cuenta que los del norte tienen diferentes inquietudes que los del sur, que los del este, que los de acá. Son diferentes las necesidades de los hoteleros, que de las empresas relacionadas con el petróleo, las exportaciones o las maquiladoras. Nuestro valor agregado está en entenderlos mejor que nadie y darles lo que quieren. Entre esos clientes están unos mucho más optimistas, como los exportadores y otros no tanto, como los que están en el sector energético.

–¿Cree que la desaceleración en la economía vaya a afectar la dinámica de crédito o la solvencia de los usuarios?

–No. Nosotros desde el principio lo dijimos: este año no vemos un crecimiento más allá de 1.5 por ciento, porque los ciclos siempre se han dado. Pero vemos que si todos nos ponemos las pilas y aportamos nuestro granito de arena podemos llegar al famoso 4 por ciento de crecimiento anual que se aspira. La respuesta es sí, pero la respuesta es ayúdenme todos los demás, no nada más como banca, todos debemos poner este granito de arena, pero sí se puede, definitivamente.

–¿Y la solvencia de los clientes?

–No tenemos alertas rojas en ningún sector, incluido el de consumo, que es por donde empieza. Más bien, tenemos la tubería llena de proyectos para prestar, siempre con las garantías necesarias y suficientes para seguir creciendo.