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Mujeres indígenas tenemos tres décadas de hacer cine, afirma Luna Marán
 
Periódico La Jornada
Viernes 8 de marzo de 2019, p. 8

Los triunfos en festivales internacionales de la película Roma, de Alfonso Cuarón, ganadora de tres premios Óscar, abre una oportunidad para producciones audiovisuales creadas por mujeres indígenas, afirmó Luna Marán, directora de la película Tío Yim, aplaudida en Ambulante.

El éxito de Cuarón permite que las miradas del mundo se vuelquen hacia México, pero es importante que las historias sean narradas por personas que puedan hablar desde la diversidad y la riqueza cultural de nuestras sociedades, en nuestro caso desde las mujeres indígenas, señaló la productora de 32 años, egresada de la escuela de cine de Guadalajara.

La realizadora, originaria de la comunidad zapoteca de Guelatao de Juárez, Oaxaca, agregó: hay una experiencia de tres décadas de cineastas indígenas que hacemos audiovisuales, generando contenidos para retroalimentar y significar una realidad más amplia y diversa en el imaginario de nuestras sociedades.

El fenómeno que se produjo con Yalitza Aparicio es resultado de la mercadotecnia, y los creativos merecen un reconocimiento, sostuvo Marán.

Por ello, rechaza los juicios morales, incluso racistas, sobre la actriz. “No podemos enjuiciar desde la moral, si decimos que Roma hace normal la idea de subordinación de una indígena, en una familia de clase media capitalina”, precisó.

El relato debe ser entendido en el contexto de sus creadores, afirmó. Cuarón creció en ese contexto y puede ser honesto ante quienes no hemos crecido en la (colonia) Roma ni hemos vivido al cuidado de una indígena.

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▲ Luna Marán exhibió Tío Yim en Ambulante.Foto cortesía de la cineasta

El producto que millones han visto se ha simplificado en una caricatura que ha corrido por las redes sociales: es la sociedad mexicana ante la historia de la moderna Cenicienta, aseguró.

Orgullosas de sus vidas

Otras películas deben abordar las historias de mujeres indígenas, el orgullo de defender sus territorios, cuidar sus recursos naturales, defender la vida y cumplir una labor exitosa en este universo que todos los días es usurpado por las compañías trasnacionales, afirmó.

En la cinta de Marán la comunidad indígena se erige como base filosófica para la producción cinematográfica.

El contexto del éxito de Roma, es el de una industria con una plataforma de publicidad que rebasa el presupuesto de producción de la misma película, sostuvo.

Muchas cintas latinoamericanas podrían tener impacto y conquistarían millones de espectadores “si pudieran contar con los 20 millones de dólares gastados en mercadotecnia para Roma en el mundo”.

El cine no es un producto individual, sino creación colectiva. “Una película abre posibilidades de ser leída de formas muy diversas y siempre va a atravesar por la subjetividad del espectador.

La diversidad del país merece ser representada y reconocida en su riqueza y pluralidad, es un derecho de las comunidades indígenas que tienen escasa representación, injustamente, en los medios, señaló.