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Ver día anteriorLunes 25 de febrero de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Nadie sabe de reforma energética
A

claro que no pertenezco o tengo afiliación alguna a partidos políticos; mis aportaciones son de estadística y análisis basado en mi experiencia de ingeniero en la industria de la energía, así como en economía para la planeación, diseño y operación (campo) en proyectos de esta índole.

Todos indicamos que sabemos de la reforma energética o creemos saber qué es la energía, pero todos no entendemos para qué queremos la energía.

Las reformas energéticas en el mundo han surgido ante la imposibilidad de que el Estado pueda invertir en todo para tener acceso en energía y mitigar la corrupción que con ello lleva al concentrar la contratación a entidades públicas que puedan inclinar la balanza a una o varias empresas; llevando a que todo el riesgo de apalancamiento de los proyectos sea asumido por la administración con base en el presupuesto que se erogue cada año y teniendo costos altos en servicios/productos.

El espíritu de una reforma energética. Privados puedan asumir el riesgo de algunas inversiones adonde requieren alto valor monetario y riesgo operativo, a lo cual muchas de ellas deban tener experiencia. Dando con ello en tener un mercado equilibrado. Para con el sentido de tener un mayor valor de los recursos naturales, materias primas y todo aquello que el país o región pueda aportar para desarrollar en forma económica y con la armonía con la sociedad y medio ambiente para que la sociedad ante el crecimiento demográfico o requerimientos en aumento de servicios energéticos para la vida cotidiana.

Dicho esto, debemos interpretar que la administración de un país no puede y no debe asumir todos los riesgos financieros, políticos, sociales y desarrollo de una industria energética, debido a que tendría pérdidas en algunos proyectos por los altos costos y ante la responsabilidad social tendrán que subsidiar precios, conllevando a sacrificar ganancias que puedan ayudar a invertir en reconfiguración o mantenimientos del proyecto.

En México, la reforma energética seguimos pensando en una sola cosa: hi­drocarburos, siendo que éstos en el nivel de importancia energética (no monetaria) de largo plazo sólo representan 20 por ciento del valor total del desarrollo del mercado; siendo la de mayor importancia el mercado de infraestructura que contempla transportación, logística, transmisión / distribución (hidrocarburos/eléctrica), almacenamiento, plantas de transformación de materias primas y en un decir todo aquello que sean nuevas instalaciones, con 60 por ciento y el resto en la generación de electricidad. En no menos de 15 años esta última a ser la de mayor peso en 50 a 60 por ciento para el país ante la electrificación de todas nuestras actividades como sociedad.

Es importante aclarar y entender que en México de 2018 a 2030 deberá haber un desarrollo rápido y sostenido en cuanto la inversión en nueva infraestructura para transportar/distribuir electricidad, petróleo, petrolíferos y todo aquello que necesita ser usado por la industria, comercio y hogares para el desarrollo de las actividades del país ante el aumento del consumo; no hacerlo conllevaría a tener un atraso de 15 años y codepender por más de 30 años de otros países.

La reforma energética no significa privatización debido a que el control de una empresa productiva del Estado debería ser cedido desde su organización, balances financieros y operación a un privado que la compre o sea dueña de la misma, cosa que hasta el momento en México no ha pasado y no deberá ser. Las dos empresas importantes del país deben ser parte del balance energético y siendo la que mantengan una base de producción tanto de hidrocarburos y eléctrica para cubrir una parte de la demanda dentro del mercado, pero alineada a la maximización del presupuesto asignado sin tener apalancamientos financieros que comprometan a la empresa y dejar/eliminar que estas sean parte del balance de la ley de ingresos el país; es decir, que se usen para a completar lo que falta en dineros para poder llegar a la meta anual contemplada en los ingresos de la nación, debido a que en México usamos el precio del barril como aquellos centavitos que nos faltan para tener ingresos al aumentar el precio promedio del barril.

El mercado cambió y ahora hay mayor competencia que ayudara al país a poder ser autosuficiente y que llevara décadas ante el atraso energético originado por nuestra incompetencia a organizar una política energética de largo plazo en cada administración anterior, actual y futura ante la falta de una planeación de objetivos fijos e inamovibles que aseguren tener la suficiente materia prima o la forma de cómo generar energía.

Aquí no es quién controla en energía, sino quién o cómo puedes tener el recurso para apalancar cada proyecto que está en función del riesgo del retorno de la inversión con base en el tipo de operación, mercado y usuarios finales.

El mercado es controlado por la inversión que liga al precio que posiblemente puede cobrar y a lo cual la nación debe tener comisiones que regulen que la industria no se vuelva loca, al colocar lo que ellos determinen. Lacerando el crecimiento del país y sociedad, siendo la Secretaría de Energía la de mayor peso en la política energética, la cual debe determinar el rumbo a seguir por y con la alineación de varios órganos, dependencias y comisiones, siendo ésta neutral en opiniones, autonomía y armonizar entre todas las partes que involucran un mercado de más de 100 mil millones de dólares anuales que se mueven a lo largo y ancho del país, dando a pie al crecimiento del país.

*Analista/asesor en energia y economia