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Cumbre Tajín, referente mundial para proteger el patrimonio cultural

El festival, reconocido por la Unesco, cumple 20 años

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▲ Parte del consejo de ancianos del Totonacapan, en la Cumbre Tajín.Foto Rafael Silverio
 
Periódico La Jornada
Jueves 20 de diciembre de 2018, p. 9

Se cumplen 20 años de Cumbre Tajín, y en esta larga trayectoria el festival se ha transformado en muchos sentidos. ¿Cómo pasó de ser un acontecimiento festivo a encabezar un modelo de salvaguardia del patrimonio cultural reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco)?

Su director, Salomón Bazbaz, explica en entrevista que han sido “dos décadas de aprendizaje constante. Una de las cosas que hemos aprendido en Cumbre Tajín es que las culturas indígenas no necesitan ser rescatadas, no son estáticas, no ignoran la importancia de mantener sus tradiciones y mucho menos están cerradas al diálogo con el mundo. Esto suena como una obviedad, pero no lo es.

“En el caso particular de la cultura totonaca, primero hicieron suyo el festival Cumbre Tajín y después lo convirtieron en un puente hacia realidades que consideran prioritarias, como la salvaguardia de sus prácticas culturales y el florecimiento de sus saberes ancestrales. Por ejemplo, los propios voladores encabezaron el proceso de participación, diálogo, propuestas y desarrollo del plan maestro que permitió elaborar el expediente para que la Unesco incluyera en 2009 la ceremonia ritual de voladores en la lista mundial de salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.

Desde Cumbre Tajín y las diversas instancias de los tres niveles de gobiernos y múltiples instituciones llevamos a cabo el acompañamiento necesario, pero sin la decisión y el trabajo de los propios voladores no hubiera sido posible.

Habrá que recordar también que el tata Juan Simbrón, líder del pueblo totonaca, guió todo el proceso para la creación del Centro de las Artes Indígenas (CAI), un espacio de enseñanza-aprendizaje al modo totonaca en el que los maestros y los alumnos de la tradición hacen florecer sus saberes. Hoy, esa institución funciona todo el año y fue reconocida en 2012 por la Unesco como integrante de la lista Mundial de Mejores Prácticas de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, mencionó Bazbaz.

También precisó: “Si a esto le sumamos que la ciudad sagrada de El Tajín está en la lista mundial de Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1992, el Totonacapan veracruzano es la región de América con mayor diversidad de estos patrimonios en América.

Ahí se explica cómo un festival se transformó en un modelo de salvaguardia del patrimonio gracias a la vitalidad, las decisiones, los proyectos, las artes y las tradiciones de la cultura totonaca. Quisiera terminar esta respuesta mencionando que Humberto García, un extraordinario pedagogo totonaco, ha sido nombrado director del CAI. Ese es un logro extraordinario en México: un pedagogo indígena dirigiendo un centro de enseñanza basado en la sabiduría ancestral y conformado por 16 casas-escuela de tradición.

Por todos estos elementos, el director de Cumbre Tajín aseveró: Ya no hablamos de un festival, sino del modelo Tajín, que se ha convertido en referente mundial de la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial.

Se le pregunta cuál es la tarea de las escuelas del CAI, y responde: El CAI es la respuesta al deseo del pueblo totonaca de tener una institución educativa para transmitir el arte, los valores y la cultura en condiciones favorables para los creadores indígenas. Su misión es contribuir al resguardo del patrimonio inmaterial, la diversidad cultural y el desarrollo sostenible mediante la identificación, documentación, educación y sensibilización. Todas las identidades indígenas deberían tener la posibilidad de desarrollar este modelo, que es un trabajo extraordinario de vinculación, acompañamiento y fortalecimiento cultural.

–Parece que viene una época de entrega de bastones de mando y celebración de ceremonias gubernamentales, ¿qué opinas?

–Que los simbolismos son posibilidades de transformación, pero lo ideal es que se acompañen de procesos dialogantes y dialógicos con todas las comunidades. En el Totonacapan, por ejemplo, las ceremonias íntimas, comunitarias y masivas son parte de la vida y del vínculo con la Madre Tierra. Y cada una está acompañada de acciones y propuestas que materialicen las peticiones y las esperanzas. Escuchar, sustentar y perseverar son claves para mantener la fuerza de lo ritual”.

–¿Cuál el es futuro inmediato del festival Cumbre Tajín y cómo se relaciona con el trabajo que se ha hecho con la cultura totonaca?

–El futuro inmediato es la edición 2019, del 20 al 24 de marzo, con la que celebraremos 20 años de trayectoria como el mejor festival de culturas indígena y diálogo de identidades. Por supuesto, la cultura totonaca será el eje de las actividades y los maestros y alumnos del CAIserán los anfitriones y protagonistas de incontables experiencias de inmersión cultural.