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Resucitan al LUCC como puente generacional multidisciplinario

Icónico sitio de reunión de artistas de los 80, ahora en el Centro Histórico

Foto
▲ Jaime López (imagen izquierda) y Latifah Cabaret (imagen derecha), entre los personajes que se presentaron en el LUCC hace más de 30 años, forman parte de la muestra de fotografías de Salvador TorresFoto
 
Periódico La Jornada
Jueves 20 de diciembre de 2018, p. 8

La Última Carcajada de la Cumbancha, mejor conocida como LUCC, legendario antro que desapareció hace 36 años y cobijó a bandas imprescindibles de la escena musical, reinició actividades cada jueves, en el céntrico Bar 61.

Eduardo Barajas, quien fue director de ese espacio alternativo, regresó –junto con la iniciativa de un grupo de amigos– a este espacio que vio crecer a Caifanes, Maldita Vecindad, Café Tacvba o Santa Sabina y presentó a Cecilia Toussaint, Jaime López, Regina Orozco y Astrid Hadad.

Su oferta también incluyó performance, obras de teatro y exposiciones, entre otras manifestaciones artísticas, las cuales pretenden reinstaurar.

La historia de este emblemático sitio refiere un espacio de convergencias ideológicas y artísticas; abrió en 1987 en la calle de Perpetua 4, en la colonia San José Insurgentes. Luego de una serie de clausuras, cerró sus puertas de manera definitiva en 1992.

Así éramos

Con la reapertura se incluyó la inauguración de la muestra fotográfica Así éramos, de Salvador Torres, en la cual el autor captó a los artistas, agrupaciones y público que asistían a ese antro, que ahora es ocupado por El Telón de Asfalto.

“Existe un registro impresionante y gran memoria de los fotógrafos que prácticamente vivían en el LUCC, así como de los grupos, los performances, las guapas, los necios y todos los que llegaban. También se prepara un libro sobre la historia” del recinto.

La nueva sede del LUCC dará albergue a conciertos y expresiones artísticas a manera de puente generacional, dijo Barajas.

Agregó: “Pensamos ofrecer un espacio de expresión en diferentes disciplinas, como artes plásticas, fotografía, performance, y sobre todo, música. Por eso, el Bar 61 abre sus puertas para recibir a su hermano que andaba de viaje”.

Quienes planearon la reapertura somos una especie de generación de Peter Pan que no queremos madurar y seguimos en la búsqueda de lugares donde convivir y reventar. Sin duda, estuvimos de nómadas hasta encontrar donde presentar todo lo que era LUCC.

El reto es seguir haciendo algo social y otro tanto por la comunidad artística, explicó. De inicio serán sólo los jueves de LUCC, como por ejemplo, con aquellas bandas legendarias que tocaron alguna vez y que se vuelvan a unir para sumarse al proyecto.

Además, se presentarán las propuestas de los jóvenes en diversas disciplinas y se ofrecerá a las bandas emergentes un espacio para que se promuevan, porque actualmente no tienen lugares adecuados. De hecho, tocan porque aman hacerlo y tienen la vocación, pero suenan mal debido a que no tienen las condiciones, equipo ni luces. Al final, ni quiera quedan satisfechos de exponer su trabajo, pero no hay opciones.

Aunque el LUCC era para escuchar rock, el público no era especialmente consumidor de esa música; eran creadores y gente de la comunidad artística que lo sentía como centro de vinculación, en el cual planteaban o fortalecían muchos proyectos. Esto queremos que se geste de nuevo, que se vuelva en un lugar para el medio artístico nocturno de Ciudad de México.

Con la reapertura del LUCC, el imaginario se remonta a las tocadas en Rockotitlán, El 9 y el Hard Rock, entre otros, donde también había infinidad de propuestas alternativas, en las que participaban reconocidos músicos, creadores en diversas disciplinas, travestis y uno que otro locuaz visitante.

El LUCC abre cada jueves en el Bar 61, ubicado en Fray Servando 160, Centro Histórico, entre Isabel La Católica y 5 de Febrero.