Sociedad y Justicia
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Rescatan la labor docente rural de José Santos Valdés
 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de diciembre de 2018, p. 29

Impulsor del normalismo rural por más de seis décadas, José Santos Valdés no sólo fue un pionero en el campo pedagógico, también fue un firme defensor de la labor social y educativa del maestro mexicano, cuya tarea sigue más vigente que nunca, afirmó Hallier Arnulfo Morales Dueñas, autor de La semilla en el surco. José Santos Valdés y la Escuela Rural Mexicana (1922-1990)”.

En entrevista con La Jornada, afirmó que la escuela normal rural ha pasado por décadas de abandono y de una persistente campaña de desprestigio que se ve reflejada en la reducción de su matrícula, pese a que las condiciones que originaron su creación todavía existen en el campo, donde se requieren docentes que conozcan las comunidades y puedan enfrentar condiciones muy adversas para realizar su tarea educativa.

El maestro Santos Valdés, afirma el autor, no sólo fue promotor de las normales rurales, creadas en 1922, tras concluir la Revolución Mexicana, y herederas de los ideales revolucionarios, también fue quien impulsó las normales regionales campesinas creadas por el ex presidente Lázaro Cárdenas, y del plan organizativo de las misiones culturales que promovió otro de los grandes educadores de México, el maestro Rafael Ramírez.

Morales Dueñas, profesor de la Escuela Normal Rural General Matías Ramos Santos, en San Marcos, Zacatecas, institución que también encabezó Santos Valdés de 1948 a 1955, asegura que en su figura se sintetiza todo un proyecto educativo, quizás el más ambicioso que ha creado el Estado, que es la escuela rural mexicana, la cual nace a la sombra de la Revolución y teje su laboratorio pedagógico en las normales rurales que se crearon en 1922.

Propuesta pedagógica sin precedente en el mundo

El rescate de su legado nos permite recuperar su pensamiento y obra, pero también constatar que el normalismo rural sigue vigente en el siglo XXI y su labor demuestra que México aportó al mundo una propuesta pedagógica que no tiene precedente en el mundo. El normalismo rural, dijo, no es como se ha denostado en múltiples ocasiones en los medios de comunicación. No es una cuna de guerrilleros, pero sí debe ser el espacio donde se consolide el compromiso social del maestros con sus alumnos en pro del aprendizaje.