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Desestima el Colef alarma social en el trato a la caravana
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▲ El migrante hondureño Jonatan Matamoros Flores, de 33 años sube y baja el muro fronterizo en Tijuana.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de diciembre de 2018, p. 11

La llegada en caravanas de casi 7 mil migrantes centroamericanos a la ciudad de Tijuana provocó diversas reacciones cívicas, desde la hospitalidad hasta la hostilidad. Sin embargo, la historia muestra que la coexistencia es posible pues la mitad de los habitantes de la ciudad son nacidos en otra parte, destaca un estudio del Colegio de la Frontera Norte (Colef).

Al respecto, Rafael Alonso Hernández, coordinador del doctorado en Estudios de Migración explicó en entrevista que no negamos que existen muestras de oposición por la llegada de las personas de origen centroamericano en este contingente. Pero hay otro sector de la comunidad Tijuanense con tradición hospitalaria.

En el documento Caravana migrante: Diagnóstico y plan de acción se exponen los resultados del estudio realizado por el Colef a la población de origen centroamericano en uno de los espacios que se acondicionó como albergue en Tijuana, Baja California.

El instituto destaca que antes del arribo de las caravanas ya existía una población centroamericana de guatemaltecos, salvadoreños, hondureños y nicaragüenses.

Otro ejemplo de la convivencia es la migración de 16 mil haitianos en 2017 y la integración de cerca de 3 mil 500 de ellos a la sociedad y economía del estado. Además esta entidad se formó también por migraciones de connacionales deportados de Estados Unidos. Muchos de ellos con lazos laborales y familiares en el país vecino.

Alonso Hernández explicó que los espacios fronterizos, en particular Tijuana, se han caracterizado por tener una población flotante. Ello representa una oportunidad para las personas que llegan al estado, pues se requiere mano de obra.

El Colef destaca que toda las expresiones en torno a la llegada de las caravanas, desde la solidaridad hasta el rechazo son comunes en los registros contemporáneos e históricos de encuentros entre "locales" y migrantes en el país y alrededor del mundo.

La gama de reacciones estaba prevista, pero no representa ninguna alerta social, estimó.

El reto que percibe el Colegio de la Frontera Norte es ver de qué manera se pueden aminorar las tensiones y los conflictos para que los ciudadanos locales y migrantes convivan en el tiempo que les toca estar juntos.