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Nuestra economía: la experiencia y el futuro
D

ebemos considerar elementos básicos de nuestra economía, en especial del periodo anterior, aproximadamente de finales de 1982 hasta la fecha y, antes, los posteriores a la expropiación petrolera hasta principio de 1883, que son en amplias formas opuestas. Estas dos son muy diferentes en varios sentidos y considerándolas, las conclusiones pueden ser más razonables.

La industria petrolera fue muy importante para el primer periodo. Se fue ampliando de la extracción al tratamiento del hidrocarburo y a la obtención de gas. Así, en muy poco tiempo, fueron llegando a una amplia industria. Algunos ejemplos de la industrialización son el desarrollo de la petroquímica, la construcción de oleoductos y gasoductos y, especialmente, la fundación del Instituto Mexicano del Petróleo.

Se nacionalizó la industria eléctrica pública y se abrieron o nacionalizaron muchas entidades. Y numerosas empresas mexicanas trabajaron con el sector público.

El crecimiento promedio del producto interno bruto de aquellos siete sexenios fue de 6.3 por ciento anual. En tanto, el promedio de las posteriores seis administraciones fue de apenas 2.3 por ciento. Aún no se ha hecho el estudio oficial del crecimiento por habitante de este periodo, pero debe ser mínimo.

La economía también ha tenido otras diferencias entre los dos lapsos. El primero, el de mayor crecimiento, registró una diversificación del comercio exterior. Recordamos, por ejemplo, la visita del entonces presidente Adolfo López Mateos a países de Asia y el Pacífico, incluida China. Y, en general, la diversificación del comercio exterior era parte intrínseca de la política económica.

Ya hemos recordado que la política económica reciente vuelve a lo estrecho, aumentando a 85 por ciento la relación comercial con Estados Unidos. También se impone el uso del automóvil individual, generando un gran negocio, originalmente, para empresas automotrices estadunidenses.

Cuando el gobierno electo anuncia el proyecto Tren Maya, hay una reacción positiva por el regreso de ese medio de transporte, que había sido casi tirado a la basura por los gobiernos reaccionarios. Sin embargo, el plano oficial, publicado en varios medios de comunicación, muestra una trayectoria que sólo cubre algunos puntos de la Península de Yucatán. Es para fines de turismo básicamente y, se dice, cultural. Como se da paralelamente al problema de los aeropuertos, es claro que éste no va a ayudar a la solución.

Uno de los encargados del asunto del futuro gobierno, dice que el tren será de velocidad media, porque se atraviesan animales por la vía. Confío en que los funcionarios del nuevo gobierno que estuvieron unos días en China, se hayan dado cuenta del uso intenso de los trenes de alta velocidad que allá operan. Una multitud de personas se transportan diariamente de la ciudad donde viven hacia otra donde trabajan.

Cada vez más gente se ha convencido de la necesidad de los ferrocarriles para uso masivo en México. Algunos piensan que es positivo, aunque muy caro. Pero el nuevo gobierno puede volver a tener ferrocarriles, y de los más modernos, y su tránsito no le causaría ningún problema, todo lo contrario, se resolvería la falta de transporte público y bajaría la contaminación ambiental.

China es el país que más dinero presta, incluso a Estados Unidos. Y tiene la tecnología que México puede ir obteniendo gradualmente. Y los ingresos de los trenes, de pasajeros y de carga, servirían para cubrir ese costo.

Aquí, unos datos importantes del tamaño de las economías en los próximos años, de los países con mayor producción interna bruta en fechas clave; la tabla es resultado de un estudio de Pricewaterhouse Coopers, en la que muestra de qué tamaño de economía será cada nación, y por tanto, qué tanto pueden aportar nuestras exportaciones.

Las posibles importaciones de Europa occidental ya quedan casi fuera de este cuadro. Alemania perdería su quinto lugar, en 2030 pasaría al último sitio de ella y en la última columna ya no aparece. Los otros países de Europa occidental ya no figuran. Y las exportaciones destinadas a Estados Unidos, de prácticamente todo el mundo, quedarían en tercer lugar.