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Tregua a Nicolás Maduro

Migrantes y crisis en Nicaragua dominan el ambiente en la 26 Cumbre Iberoamericana

El presidente saliente Michel Temer asiste marcado por la situación de derechos humanos en Brasil

Enviada
Periódico La Jornada
Viernes 16 de noviembre de 2018, p. 19

Antigua. Los jefes de Estado de una docena de países de Iberoamérica y representantes de las cúpulas empresariales de la región discuten desde el pasado jueves los temas de la agenda de la cumbre número 26 de este mecanismo (desarrollo sostenible, prosperidad e inclusión), conceptos que no terminan de aterrizar en el día a día de los países que cada dos años se enfrascan en estos ejercicios de la diplomacia multilateral. Otros asuntos más tangibles, sin embargo, rondan la retórica usual de estos encuentros sin que se enuncien en la agenda ni se hagan presentes en los discursos.

Terca la realidad, estos días la atención mediática recoge en primer plano el fenómeno de desplazados centroamericanos que desde hace semanas transitan en masivas columnas hacia el norte. Precisamente ayer varios miles de indocumentados llegaron a las puertas de Estados Unidos. Lo más probable es que esta primera caravana, que suma 7 mil centroamericanos, y las que vienen atrás queden varadas por tiempo indefinido en Tijuana y otras ciudades fronterizas, donde empiezan a darse focos de fricción con los residentes.

El presidente Enrique Peña Nieto, que termina su sexenio en 15 días, dejará esa papa caliente al presidente entrante, Andrés Manuel López Obrador.

Ante este escenario, Donald Trump no ha cesado de manifestar la furia que le provoca la oleada migrante y de exhibir las medidas de fuerza con las que piensa contener cualquier intento de los centroamericanos de cruzar la frontera.

Por lo pronto, los discursos antichavistas que han dominado otros foros internacionales parecen dar por el momento una tregua a Nicolás Maduro, representado en esta Cumbre Iberoamericana por Darcy Rodríguez, su vicepresidenta.

Más aún, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, puso en días recientes en el tablero la idea de relanzar una negociación política entre el gobierno de Maduro y la oposición. “Nos gustaría –dijo ayer el canciller de España en declaraciones a Al Jazeera– ser capaces de contribuir a una negociación que todo el mundo desea”. La idea, sin duda, está muy cuesta arriba, ya que los intentos que hizo en el pasado un antecesor, José Luis Rodríguez Zapatero, dejó a muchos líderes de la oposición venezolana con profundos resquemores.

La crisis política y humanitaria que atraviesa desde abril Nicaragua es otro tema crítico que subyace en el contexto de este encuentro. Esta mañana un pequeño grupo de nicaragüenses exiliados en Guatemala efectuaron una manifestación de protesta en el parque central de esta ciudad, donde las medidas de vigilancia se han extremado al grado de hacer lucir casi vacío este polo turístico.

Con consignas como por una Iberoamérica sin dictadores y contra la decisión de invitar a Ortega a esta cumbre, los inconformes recordaron que en su país hay más de 500 presos políticos, prohibición a toda manifestación de protesta, supresión a la prensa independiente y más de 4 mil en el exilio.

Ortega, a su vez, juega sus cartas políticas. Hace unos días la Asamblea, con totalidad de partidarios suyos, aprobó aceptar la realización de un ejercicio militar de adiestramiento para 2019 con miembros de las fuerzas armadas de Venezuela y Cuba. Agrega que también podrían participar fuerzas castrenses de Bolivia y Taiwán.

El presidente brasileño saliente, Michel Temer –quien dentro de poco entregará el gobierno al neofascista Jair Bolsonaro–, asiste a su última cumbre con calificación desaprobadora por la crisis de derechos humanos que deja.

La presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos emitió una fuerte crítica y una alerta por el discurso de odio que ha caracterizado el actuar de Bolsonaro.