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Nosotros ya no somos los mismos

El 68, conmoción universal // Declaraciones de Rodolfo González y Silvia Hernández

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▲ “No es posible un juicio definitivo sobre los acontecimientos del 2 de octubre (…) No están todavía debidamente investigados”, según González Guevara.Foto Archivo del IPN
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e acuerdo con lo convenido, he contestado, en forma directa, dudas y discrepancias sobre mi relato acerca del inusitado cisma acontecido hace 40 años en la Cámara de Diputados. Hay, sin embargo, dos asuntillos que considero merecen tratamiento público: ¿Y qué, con González Guevara y con Silvia Hernández?, me preguntan. Respondo: Rodolfo González Guevara fue siempre una mente lúcida, es decir, no sólo cultivada, sino capaz de convertir sus saberes en ideas, proyectos, acciones. Ideólogo, orador, líder de enorme carisma, sobre todo entre los jóvenes.

En aquella asamblea, al tiempo que reconocía su cercanía tanto con el general Corona del Rosal, jefe del Departamento del Distrito Federal (DDF), como con el presidente Díaz Ordaz, retaba a cualquier persona a que exhibiera prueba alguna de que desde la Secretaría General del DDF, que él comandaba, había surgido la mínima indicación para que los organismos policiacos a sus órdenes agredieran a los estudiantes.

Por el contrario, procuró establecer con dirigentes de varias tendencias conversación y diálogo. González Guevara, esa mañana hizo afirmaciones que 50 años después ningún gobernante de extracción priísta ha sido capaz de formular.

Por ejemplo: “No es posible un juicio definitivo sobre los acontecimientos del 2 de octubre (…) No están todavía debidamente investigados, para analizar sus orígenes, su desarrollo, la intervención que diversas corrientes políticas del exterior y del interior operaron surge por diversas causas, causas de protesta en contra de nuestro sistema político”.

Es cierto que en el principio podemos localizar ciertamente inconformidad sobre todo estudiantil y juvenil contra nuestro partido y su funcionamiento como instituto mayoritario y, a juicio de muchos jóvenes, antidemocrático.

“En el origen del conflicto es cierto que puede considerarse como un movimiento con un tinte de carácter popular revolucionario, tratando de adelantarse a la lucha histórica que nuestro partido ha venido sosteniendo (….) También es cierto que hubo intransigencia de nuestro gobierno para no establecer el diálogo cuando era necesario”. Tras de estas afirmaciones, confesiones de indudable honestidad, ¿puede continuar viva la verdad histórica del 68? Gómez Villanueva, que ya he dicho, es el mejor desfacedor de entuertos que el PRI ha tenido desde 1929, en 24 horas organizó una cena entre el Estado Mayor y los diputados insurrectos, a fin de dialogar sobre lo por sorpresa acontecido.

Por haber sido el único orador contrario, me pidió que fuera, de nueva cuenta, el explicador. No fui muy del agrado de la nomenclatura partidaria, pero tiempo después, el general Godínez, socarronamente me dijo: Fue usted rudo, pero a los muchachos les llegó, lo que dijo, me dijo.

Silvia Hernández definió, de golpe, la que sería su actuación en el poco tiempo que fue diputada, pero en el mucho que ejerció de senadora. La igualdad de género y el cabal respeto a los derechos humanos han sido, desde ese entonces, su primordial compromiso. Según yo, ambos los ha cumplido a cabalidad.

Su voto a destiempo queda, con creces, solventado: ella, abiertamente, se formó con la minoría, desde entonces todos la quisimos, la queremos. Yo, a solicitud del líder Gómez Villanueva, traté de explicar en esa cena lo acontecido. Lo que dije satisfizo más a los verdes que a muchos de los legisladores a quienes, lo que decía, era una soberana herejía. Si ha lugar, luego platicaremos al respecto.

Aunque mi tiempo es más breve que una compensación de la más generosa de las Afore, quiero aprovechar unos renglones para iniciar una vieja crónica que recuerda los pocos días transcurridos entre el 26 y el 29 de agosto de 1968, a un mes y unos cuantos días del fatídico 2 de octubre mexicano, se llevó a cabo en la ciudad de Chicago –la llamada Ciudad de los vientos– la Convención del Partido Demócrata, que habría de elegir candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Al final verán que no es una ocurrencia sin sentido. El 68 fue una conmoción universal y como tal necesitamos pensarla. Permítanme una semana para recuperar un poco de esta maltrecha memoria.

twitter: @ortiztejeda