Opinión
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Periplos de La Zapopana
L

a imagen de la virgen de Zapopan regresará a casa después de un periplo de varios meses que, como cada año, la lleva por templos y casas pudientes de Guadalajara a fin de evitar inundaciones y pestes. Al menos esa era la intención del obispo Gómez de Cervantes cuando, en 1733, reiteró el carácter milagroso de la imagen y, al año siguiente, hizo su primera gira por la ciudad. Comenzaba el día de San Antonio –13 de junio–. Su primera estación sería el convento de Santa Teresa y la última, la catedral. De ahí, tal como ahora, emprendería el regreso apenas pasado el día de San Francisco y su famoso cordonazo.

Muchos años después, el arzobispo Garibi Rivera, decidió que el regreso se llevase a cabo el 12 de octubre, con ánimo de asociarlo con el llamado Día de la Raza y ahora de la hispanidad.

Sea por su influencia o por la mayor higiene, las vacunas y los antibióticos, las enfermedades colectivizadas se logran controlar bastante bien. Pero inútil resultó para las inundaciones. ¿Será por falta de eficiencia de los funcionarios o porqué sus relaciones con la virgen no andan bien? pero en esta materia, la imagen no atiende lo que se le pide.

Comoquiera, sus periplos anuales constituyen un elemento esencial, aunque hace unos 350 años, el obispo Ruiz Colmenero prohibió so pena de excomunión que se la sacara de la modesta capilla que antecedió al gran templo en que hoy se halla. La razón es que se la llevaba de pueblo en pueblo para recaudar fondos y corría peligro de maltrato.

Con ánimo de no desobedecer, pero seguir con la recaudación, los custodios adquirieron otra imagen parecida, pero más sólida. Así, aquella pequeña pieza, hecha originalmente en Pátzcuaro con cañas de maíz, de apenas media vara de alto que era transportada con facilidad, se quedó quietecita y a otra le tocó ir de un lado para otro. Con el tiempo, se fueron adquiriendo otras estatuillas, de manera que hoy se dispone de todo un staff para las ocasiones más diversas. Hipotéticamente todas son igual de milagrosas.

Otras mutaciones tendría cuando fue dejada en Zapopan, el 8 de diciembre de 1541, por el franciscano Antonio de Segovia, después de que anduvo con ella por toda la cazcana ayudando a la represión de los indios. Se le atribuyó la advocación de la Purísima Concepción. Pero 114 años después, cuando se la declaró oficialmente milagrosa por vez primera, fue jurada el 18 de diciembre, día de la Expectación y el cambio se produjo. Ahora, su mero día es precisamente este 18 de diciembre y el 8 del mismo mes se festeja erróneamente la fundación del poblado que ya existía desde mucho tiempo atrás.

Otro cambio más es el de pacificadora por generala. En el siglo XVI se le puso el primer sobrenombre. Tal era la palabra que eufemísticamente utilizaban los frailes españoles para no hablar con toda crudeza de conquista. Finalmente, al consumarse la Independencia se la designó también Generala del ejército de Jalisco. El grado se le conserva todavía, pero el ejército del estado hace mucho que desapareció.