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Negocios y empresas

Otra vez el petróleo

H

ace ya varios años el petróleo dejó de ser la base de la economía nacional y de las finanzas públicas, pero hasta el momento un porcentaje importante de la población piensa que los hidrocarburos bien utilizados nos pueden sacar de la pobreza.

La realidad es que la industria petrolera nacional técnicamente está quebrada, es decir, los ingresos de Pemex son menores a sus egresos, y si fuera una empresa privada simplemente no podría seguir operando como lo hace hasta ahora.

A lo largo de este siglo la producción de hidrocarburos mantiene una tendencia a la baja y el gobierno fue incapaz de cambiar esa tendencia, debido a todo tipo de intereses políticos y económicos, el alto grado de ineficiencia y corrupción (recuerde la administración del intocable Emilio Lozoya) y a que las nuevas inversiones con el apoyo de capital privado tardarán al menos un quinquenio en comenzar a rendir frutos.

La situación de deterioro ha llegado a grado tal, que ahora México importa casi lo doble de lo que exporta en materia de hidrocarburos. Incluso, ya comenzó a comprar crudo ligero para procesarlo en las deterioradas refinerías con que contamos.

De acuerdo con las cifras más recientes presentadas por el Banco de México y que corresponden a agosto de 2018, las exportaciones petroleras suman 2 mil 723 millones de dólares, contra importaciones del mismo sector por 4 mil 952 millones, es decir, nuestra balanza comercial petrolera es deficitaria por 2 mil 228 millones de dólares.

Recientemente se han publicado notas y comentarios que señalan que el alza de los precios del petróleo pueden dar un respiro a la nueva administración de López Obrador, ya que los precios del crudo rondan 80 dólares por barril, el nivel más alto en los pasados cuatro años, lo cual implica mayores ingresos para el gobierno. El tipo Brent ya tocó 85 dólares por barril y pueden llegar a 100 a finales de este año.

Sin embargo, para el país en su conjunto los costos de importación de hidrocarburos también aumentarán y el resultado será un déficit comercial aún mayor al que tenemos. Por ello, aunque el gobierno obtenga mayores ingresos, el aumento de los precios de los hidrocarburos no es buena noticia para México.