Opinión
Ver día anteriorLunes 8 de octubre de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Aprender a morir

Respuestas con respeto

N

o es fortaleza del Estado mexicano ni de la sociedad que lo integra ni de anteriores mandatarios ni del próximo presidente de México la comunicación oral. Añejas limitaciones dan vigencia a un arraigado cantinflismo que algunos ubican en los tiempos previos a la llegada de los conquistadores. Seguimos sustituyendo la consecuencia ética de las palabras con el pensamiento mágico de las intenciones.

Se nos dificulta comunicarnos a escala individual y colectiva, mediática y pública. Buenos para ayudar a la hora de los desastres, somos malitos para exigir a la hora de las congruencias y la rendición de cuentas. La torpe señalización en carreteras y vialidades se multiplica a diario en negligencias ciudadanas, irresponsabilidades legislativas, inercias burocráticas, basura televisiva y vicios del lenguaje hablado, hasta desaguar en la cloaca de corrupción a la que nos hemos acostumbrado y al país con alfileres que dejan los políticamente cínicos. Entonces:

¿Qué se piensa hacer con la propuesta de la futura titular de Gobernación, de aplicar en todo el país la ley de voluntad anticipada, que sólo existe en 11 estados? ¿Se meterá en cintura al notariado nacional para que deje de cobrar lo que se le antoje por el documento de voluntad anticipada, homologando su costo? ¿Cómo se piensa empezar a cambiar añejas mentalidades respecto del derecho humano a tener una muerte digna? ¿Continuarán el burocratismo y la falta de información estorbando el oportuno aprovechamiento del documento de voluntad anticipada?

¿Se seguirá respetando la objeción de conciencia en notarios y personal médico sobre la muerte digna y el documento de voluntad anticipada, aunque el incumplimiento de ese servicio público obligatorio lesione la dignidad ciudadana? ¿Hay la intención de un censo nacional de pacientes terminales –enfermedad incurable y menos de seis meses de vida– dispuestos a ejercer su derecho a una muerte digna? ¿Hay cifras de lo que cuesta a la sociedad mexicana prolongar la agonía de los ciudadanos sin documento de voluntad anticipada o, peor, sin posibilidades ya de externar sus deseos? ¿Corregirá el nuevo gobierno bizantinismos como ortotanasia o muerte correcta, es decir, de acuerdo con los criterios de alguien que no es el sujeto directamente afectado e interesado en terminar con su penosa agonía? Se deberá responder con respeto a la inteligencia, no sólo a las creencias.