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Ciudad perdida

El cáncer de la inseguridad // Reto, extirparlo // En la mira, el cirujano

P

odría haber procuradora, o fiscal, o como se le quiera llamar.

La Ciudad de México, que será gobernada por una dama, también está preparada para dar la bienvenida a una mujer apta para ejercer con rigor, con ese rigor olvidado, la justicia, que debe ser el principal pilar de apoyo para la reconstrucción del sistema judicial de la capital del país.

No parece necesario insistir en que la principal preocupación de los habitantes de esta ciudad es la violencia que se dejó crecer con silencios mentirosos que ahora estallan en actos inhumanos, y sin que se vea luz al final del túnel.

El equipo de transición del gobierno que iniciará funciones antes de que termine el año tiene un diagnóstico muy desagradable en lo que hace al tema de seguridad. Todo parece indicar que la corrupción no ha dejado organismo policial sano y recomponerlo requiere de una sanación profunda.

Se dice en el equipo de la jefa de Gobierno electa que aún no se ha dado con el chamán que podría sanar ese cuerpo corrompido de pe a pa, pero sí hay candidatos con la fuerza necesaria para hacerse obedecer por los altos mandos que, entre otras cosas, se han dedicado a explotar a los policías de a pie.

La situación es grave porque el policía que quiere seguir en servicio debe pagar, por ejemplo, el uniforme que porta todos los días. El salario apenas le alcanza y entonces busca obtener recursos a como dé lugar, y esto quiere decir, de los ciudadanos.

El equipo de Claudia Sheinbaum ya tiene conocimiento de todas las formas de explotación que se montan en la Secretaría de Seguridad Pública, las denuncias las han elaborado los propios policías que se sienten ahogados por las circunstancias.

Tal vez eso sea lo que ha impedido que el perfil del nuevo secretario de Seguridad Pública no sea dado a conocer. La cualidad que exige la jefa de Gobierno para quien llegue a ese puesto es: ¡con-fian-za! No parece haber muchos tiradores que cumplan con el requisito, por lo que la lista debe estar reducida a un par, o quizá a uno solo.

Las noticias de cómo aumenta día con día la inseguridad ya espantan. Ojalá el trabajo que ha hecho hasta ahora el equipo de transición tenga bien medido el pulso de la violencia desatada, y también haya construido una salida de emergencia al problema.

La contundencia con la que se empiecen los trabajos para recuperar la ciudad, calle por calle, será la mejor manera de decir a la ciudadanía que empezó el nuevo gobierno. No puede haber ningún signo equivocado; es muy probable que por ello Claudia Sheinbaum haya dejado para casi el final el nombramiento del complemento del eje de seguridad, que tiene su primer pilar en la Secretaría de Gobierno, que estará a cargo de Rosa Icela Rodríguez.

Algo sí tiene que tener en cuenta la jefa de Gobierno en esto de atacar la violencia en la ciudad: ya no hay lugar para los débiles.

De pasadita

Sí, aunque no se quiera, hay diferencias. Los jefes delegacionales están sorprendidos por las medidas recientes aplicadas por el jefe de Gobierno, José Ramón Amieva. Cuentan los funcionarios que durante la gestión de Miguel Ángel Mancera en la jefatura de Gobierno, las reuniones con él prácticamente no existieron, y en las que hubo casi no se les dejó hablar.

Ahora, con mucho respeto, Amieva recibe semana a semana a los delegados, los deja hablar, los escucha y propone soluciones a los problemas que le plantean. Si eso es así, entonces, sí señor, sí hay diferencias.