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Desperdicia México las capacidades de retornados
 
Periódico La Jornada
Lunes 23 de julio de 2018, p. 16

El gobierno de México ha mostrado una indiferencia total frente a los migrantes que han sido deportados de Estados Unidos, haciendo caso omiso de los problemas económicos y emocionales que sufre dicha población, y desperdiciando también sus capacidades y aportaciones, afirmó la académica y periodista canadiense Anita Isaacs.

La profesora de la Universidad de Haverford, quien actualmente realiza una investigación sobre el tema, subrayó que los migrantes de retorno que vuelven de manera forzada a México tienen que enfrentar la sensación de haber sido arrancados de la vida que ya se habían forjado en Estados Unidos, a costa de muchos sacrificios.

Es una experiencia muy violenta, emocional y físicamente, que te arranquen de un país donde has hecho muchos esfuerzos para vivir, haciéndolo en la clandestinidad, obedeciendo todas las leyes. La gente queda destrozada y tener que regresar es sumamente difícil. No es una sensación de derrota, sino de pérdida total, de no saber cuál es su identidad, indicó.

Frente a ello, las autoridades mexicanas han mostrado una indiferencia total hacia su ciudadanía. Podrían hacer un esfuerzo de acogimiento, de integración, de darse cuenta de que ellos regresan con problemas emocionales y dificultades para encontrar empleo, pero creo que les falta corazón y solidaridad.

Con esta actitud de desdén, el gobierno del país no sólo falta a su obligación de proteger a sus ciudadanos, sino que también “está desperdiciando a gente que regresa con muchas capacidades y experiencias nuevas. No sólo pueden trabajar en un call center: tienen un capital social y político y otra forma de ver el mundo que puede profundizar la democracia”.

No pido nada al gobierno

Adrián Catalán, quien pasó 26 años viviendo y trabajando en Estados Unidos, recuerda que al llegar deportado a México las autoridades “te dicen: ‘ustedes son nuestros hermanos’, pero sólo te dan un plátano, un sándwich y una tarjeta de teléfono, y se acabó: ‘dale pa’donde le vas a dar’. Sí hay apoyos, pero de 100 deportados, le llegan a cinco”.

Por su parte, Edwin Malagón, migrante expulsado hace cuatro años, ríe cuando le preguntan su opinión sobre la falta de apoyo del gobierno. ¡Si no quieren invertir en nosotros, es su pérdida! Yo no estoy pidiendo nada al gobierno. Con el poco dinero que me quedó, tengo que ir desde abajo y estoy trabajando con mi socio en una tradicional peluquería de la colonia Tabacalera.