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AMLO: plan antimigración // Remesas: 140 mil millones

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exenio tras sexenio –así sea como mera retórica– el gobierno mexicano ha pugnado por firmar un acuerdo migratorio con Estados Unidos, con el fin de legalizar la estancia de millones de paisanos en aquella nación y garantizar el respeto de sus derechos.

Pero el supuesto intento no trascendió el discurso, sin dejar a un lado la permanente negativa estadunidense, aderezada con muros y leyes punitivas contra los migrantes mexicanos y –de unos años para acá– centroamericanos.

De cualquier forma, millones de mexicanos no sólo cruzaron la frontera norte, sino que se instalaron en territorio gringo y allí han echado raíces, mientras el gobierno de México se mantiene en la retórica y el estadunidense en la brutal cacería de inmigrantes.

Fox, por ejemplo, aseguró que lograría la enchilada completa (y sólo le dieron el picante) con el gobierno gringo, al tiempo que presumía que México exporta jardineros de muy buena calidad. En los hechos, más de 3 millones de paisanos emigraron (alrededor de uno por minuto en la estancia foxista en Los Pinos) sin protección alguna y con la única garantía de que sus derechos serían pisoteados.

Lo anterior viene a colación porque Andrés Manuel López Obrador divulgó su plan integral de migración (propuesto ya al salvaje de la Casa Blanca desde el pasado 12 de julio), con el fin de que ésta sea económicamente innecesaria, es decir, un concepto contrario al que manejaron de forma aparente los gobiernos previos.

Así lo explicó López Obrador: “Se trata de que México, Estados Unidos y los países de Centroamérica aporten recursos, cada uno en la dimensión de su economía, para financiar –con 75 por ciento de lo que se recaude– el desarrollo de la región, con proyectos para combatir la pobreza y el 25 por ciento restante destinarlo a control fronterizo y seguridad.

Mi gobierno está dispuesto a presentar al Congreso de la Unión una iniciativa de presupuesto para contribuir con recursos económicos y experiencia propia en este esfuerzo conjunto; si en este plan participamos Estados Unidos, México e incluimos a los países centroamericanos, podemos reunir una considerable cantidad de dinero para el desarrollo de la región; de esta manera estaríamos atendiendo las causas que originan el fenómeno migratorio (La Jornada, Enrique Méndez).

La intención de AMLO es generar suficientes oportunidades para que los mexicanos se mantengan en su país, y aquellos que deseen emigrar lo hagan por gusto y no por necesidad. Y de pasadita se invertirá en zonas marginadas –donde la emigración es el pan de todos los días– para que el crecimiento económico y el desarrollo social dejen de ser parte del discurso y se conviertan en realidad.

No pinta mal la intención del plan integral, pero lo primero que debe atender y resolver, a la velocidad de la luz, es la espeluznante diferencia salarial entre Estados Unidos, México y las naciones centroamericanas, porque de nada sirve ponerle flores al jardín si de todas maneras no hay qué comer.

Para el caso mexicano tal diferencia es de entre 10 y 15 tantos, de tal forma que los paisanos ya instalados en el vecino del norte difícilmente retornarían a su patria para recibir un ingreso muchísimo menor al que obtienen en Estados Unidos, con todo y los enormes riesgos que corren por su permanencia ilegal en territorio enemigo.

De cualquier suerte, es de suponer que el plan integral prevé la eventual reducción en el monto enviado por los paisanos, un ingreso que sólo en el sexenio de EPN acumula (hasta mayo de 2018) cerca de 140 mil millones de dólares, una cifra apenas inferior a la obtenida por exportación petrolera en el mismo periodo (143 mil millones).

Las rebanadas del pastel

Por cierto, AMLO también apremia el reinicio de las negociaciones del TLCAN, porque la incertidumbre podría frenar inversiones, lo cual dificulta el crecimiento de México.

Twitter: @cafevega